Los Vivos y los Muertos, de Joy Williams
⭐ ⭐⭐⭐⭐
♫♫ ♫ Sodus, Cemeteries ♫♫ ♫
"En la vida, bastaba conocer a una sola persona, que no era otra que uno mismo. Tenías que encontrar a esa persona y hacer amistad con ella si podías y esperar que no se volviera en tu contra y te descuartizara miembro a miembro antes de tener la oportunidad de familiarizarte con sus hábitos. Emily esperaba poder conocer a la persona que era ella misma en lugar de caer en la distracción de los demás..."
Caer en la distracción de los demás para olvidarse de uno mismo, es la reflexión que hace Joy Williams a través de Emily, una niña de ocho años que se califica a sí misma como “una niña con unos ocho años maduros”, que es más de lo que puede decir de muchos adultos. Muchas veces una vida está totalmente desperdiciada por culpa de esa distracción hacia los demás, y es en esta cita tan grandiosa, donde creo que se puede desplegar la esencia de lo que significa esta novela tan llena de vida a pesar de que la muerte sea su tema central. A grandes rasgos parece hasta una novela sin un argumento definido, los capítulos se despliegan como si fueran cuentos cortos, con multitud de personajes, algunos de ellos que asoman en alguno de estos capítulos para no volver aparecer más, y sin embargo dejan un poso en el aire hasta el final de la novela ("Había más de una manera de resistir, aunque fuera cediendo, a las tentaciones de unos tiempos difíciles.").. No hay un argumento compacto pero hay un hilo conductor que mantiene a sus personajes unidos, conectados, y a la vez aislados… ¿conectados y aislados al mismo tiempo no es precisamente un signo de los tiempos que estamos viviendo?
"Carter había empezado a pensar en las tres chicas como en las Tres Moiras. No entendía por qué se le había metido esa imagen en la cabeza, aunque tal vez era porque le iba la cultura clásica. A diferencia de las representaciones habituales, no las veía como unas arpías decrépitas incapaces de sostenerse en pie, sino como unas doncellas irracionales, despiadadas e impacientes."
En “Los vivos y los muertos”, Joy Williams narra la vida de tres chicas adolescentes durante un verano en el desierto de Texas. Alice, Annabel y Corvus, tienen en común el hecho de haber perdido a sus madres y andan un poco a la deriva; este aislamiento que las tres comparten es lo que las une y no tanto tener puntos de conexión, que es lo interesante en la forma en que Joy Williams aborda esta relación de amistad. Carter, el padre de Annabel, recién llegado a la localidad, fuerza un encuentro de Alice con su hija Annabel para que ésta haga amigas y aquí es de donde parte la novela. A partir de aquí, la autora establece estas relaciones en diálogos con mucho sentido del humor, muy negro, porque las tres chicas no tienen muchos puntos en común y sin embargo, la necesidad de combatir este aislamiento las ha unido. Alrededor de estas tres adolescentes, maduras, imprevisibles, un poco perdidas y se podria decir que incluso sonámbulas, se despliega todo un ecosistema de personajes, la mayoría adultos, que aparecen y desaparecen casi sin haber participado en la trama algunos.
"-Asi
qué piensas que la realidad es el presente. ¿Es eso lo que
piensas?
Era
la pregunta más extraordinaria que le habían hecho a Alice en toda
su vida."
Corvus, hermosa y fantasmagórica
"Corvus era trágica pero no te permitía ni un gesto de condolencia. No era nada comunicativa con él, aunque ofrecía una bonita sonrisa si la acorralaban. Vivía en el protectorado del sufrimiento."
Alice, siempre a la búsqueda de algo con un toque de crueldad y de hastío por la vida
"- Eres como una enfermedad -dijo Alice con sinceridad-. Una enfermedad que inmuniza, y eso me gusta "
y Annabel, continuamente preocupada por su imagen, que a su vez vive con su padre en una casa en el desierto, visitada por el fantasma de su madre, Ginger, uno de los personajes más incisivos y carcajeantes de toda la novela
"Esperaba que me inhumaraís en una cripta guapa. ¿Sabes cómo me lo imaginaba? Imaginaba que tú serías el primero, desde luego. Y luego cuando me llegara la vez y me enterraran en nuestro panteón, tus brazos de esqueleto se abrirían para darme la bienvenida."
abordan este verano juntas en conversaciones sobre lo divino y humano, y estableciendo conexiones con adultos desde una perspectiva que a priori nos parecería inquietante porque Joy Williams a través de estas niñas consigue crear una novela extraña, inteligente y muy turbadora a veces. Imprevisible, con algunos toques de violencia confrontándola a un sentido del humor muy negro, confieso que ha sido una de las lecturas más gratificantes que he tenido últimamente. Esa sorpresa del lector continua antes ciertos hechos que se van sucediendo, ante escenas aparentemente surrealistas (ese ciervo en la piscina!!) y por algunas pildoras que sus personajes van lanzando, convierten esta novela en un delicia continua.
"-No te comprometas por una causa, Alice. Siempre sale mal. Además, es sabido que hay distintas opiniones en este mundo."
"- ¡No te impliques! -dijo Sherwin-. Es la clave que sirve para todo. Evita el mercadeo de las iniciativas solidarias."
Pero como decía antes, la auténtica maravilla de esta novela está precisamente en sus personajes, en el ecosistema que Joy Williams despliega y que van formando una especie de red donde se van tejiendo ideas conectadas a unas a otras: Sherwin, el pianista, Ginger, el fantasma mortificador, Ray y su monito obsesivo, y Emily, esa niña madura, que es perfectamente capaz de distinguir la vida de la muerte, la única que es capaz de verlo claramente:
"¡La muerte no es ningún fracaso, hijo mío! La muerte no es más que una noche entre dos días."
[...]
"- La última cosa que olvidas de alguien es su voz. La penúltima el ruido de sus pasos. Su manera de hollar el suelo."
El estilo de Joy Williams pasa por varios registros, siendo capaz de adaptarse a cada uno de los personajes, desde el más descarado o irónico, pasando por la estilización más refinada cuando aborda algun momento confrontado a las emociones más subterraneas ("Tenemos que ver lo que no somos capaces de ver y no ver lo que sí vemos." ). Puede que sea una de las autoras que más me han sorprendido por la forma en que aborda el texto, porque aunque parece una novela dispersa y caótica por momentos, el conjunto en sí mismo es absolutamente fascinante. Por momentos es una novela salvaje y cuando menos lo esperamos, se ha convertido en una novela repleta de referencias simbólicas y emocionante. Los Vivos y los Muertos es sobre todo una novela que rezuma inteligencia por sus cuatro costados, es divertida, descarada y aborda el tema de la muerte y el dolor con una frescura a la que creo que estamos poco acostumbrados.
La traducción es de Albert Fuentes.
"Había algo vergonzante en el hecho de sobrevivir al dolor. Quedabas corrompida. Ella estaba corrompida. Ya no valía para nada. Carecía de autenticidad, era apócrifa. Había querido ser una aventurera y viajar cada vez más lejos. Pero después del dolor, ese viajar ya no es una escalada sino un hundimiento en las profundidades destiladas de luz que no estás capacitada para resistir. Aunque resistes ahí."
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