La mujer del teniente francés, de John Fowles

 


 

 ⭐ ⭐⭐⭐⭐

 

 ♫♫ ♫  What Else Is There? - Röyksopp  ♫♫ ♫


"Como he pensado también en esa nube de palabras huecas con que los de nuestro sexo nos ofuscamos al hablar de mujeres. Tienen que estarse quietecitas, como los géneros en una tienda, esperando a que nosotros entremos, las examinemos y hagamos nuestra elección. Ésa me gusta, me la llevo. Si transigen con esto las llamamos decentes, respetables y modestas. Pero cuando tienen la impertinencia de hablar por sí mismas..."


¡Qué novela tan apasionante ha resultado ser La mujer del teniente francés! Me esperaba una especie de novela gótica en la cual John Fowles cuestionara ciertos clichés victorianos y me encuentro con una obra totalmente posmoderna en la cual, no solo deconstruye estos clichés, el amor romántico y los roles de género, sino que al mismo tiempo enfrenta al lector a ese mundo victoriano pero desde una mirada totalmente moderna y de ahora, usando una serie de técnicas que como he dicho al principio, la convierten en apasionante.


"Era apasionada e imaginativa. Charles había empezado a entrever la primera de estas cualidades; la segunda no. No podía advertirlas porque eran dos cualidades que la época repudiaba, parangonando a la primera con la sensualidad y a la segunda con el simple capricho."


En una novela que transcurre en la Inglaterra más puramente victoriana, la del 1867, Charles Smithson, futuro heredero de un tío soltero, caballero, y comprometido con la hija rica de un comerciante, conoce a Sara Woodruff, a la que llaman la mujer del teniente francés. A partir de aquí, en un argumento totalmente tópico, Charles atraído por el misterio que envuelve a Sara, la mujer prohibida, con ese morbo de un pasado tormentoso, no solo se siente atraído por ella, sino que se enamora. Un argumento muy victoriano y que puede sonar aburrido, y sin embargo los tejemanejes con los que Fowles envuelve su novela,  convierten esta obra en una especie de reto para el lector.


"Charles la vio alejarse. Lo único que conservaba era la imagen de aquellos ojos, unos ojos exageradamente grandes, que parecían ver más y sufrir más. Y aquel modo de mirar tan directo."

[...]

"¿Quién es Sara?
¿De qué sombras ha salido?""

[...]

"Una vez mas su rostro causó en él un efecto extraordinario. Era como si cada vez que dejaba de verlo fuera incapaz de creer que pudiera producir aquel efecto y tuviera que volver a verlo. Parecía envolverle y rechazarle al mismo tiempo; como si fuera una imagen de un sueño, siempre quieto y, sin embargo, siempre más lejos."


John Fowles crea en el personaje de Sara Woodruff, una especie de abstracción, en el sentido de que la convierte en el modelo de mujer victoriana misteriosa, envuelta en una doble ambigüedad entre ser la heroína o la femme fatale, nunca definida, pero con un pasado que puede despertar el morbo en esa era victoriana tan reprimida. Sara que es una joven educada pero sin dinero, carga con un estigma de un pasado envuelto en turbiedad por sus amores con un teniente francés: la llaman la puta del teniente francés e incluso carga con un mote, Tragedia. Cuando acepta un trabajo como dama de compañía, la sra. Pouteney, lo hace con un perfil bajo ya que la sociedad en la que vive ya la ha condenado y marginado y de alguna forma debe sentirse agradecida por el hecho de que todavía se le dé alguna oportunidad. Así que ya tenemos los elementos primordiales de una buena novela decimonónica: amores atormentados, pasados turbios y unas convenciones sociales represoras jugando a destrozar estos juegos amorosos. Pero la maravilla en esta novela está en la forma en la que John Fowles analiza continuamente, desde su primera persona, estas convenciones de la novela victoriana porque usa esta pasión amorosa para analizar no solo la era victoriana desde una mirada de ahora, sino que reflexiona sobre el sentido del arte, y de la literatura en este caso. Metaficción pura y dura.


"Charles no lo sabía, pero en aquellos breves segundos de espera sobre un mar que parecía contemplar la escena expectante, en el luminoso silencio de la tarde turbado solo por el débil murmullo de las olas, se perdió toda la Era victoriana."


El lector no tarda mucho en descubrir que La mujer del teniente francés es una novela sobre cómo escribir una novela. El autor, invade continuamente su trama para situar al lector y recordarle que es una obra de ficción, que el argumento es perfectamente manipulable y usa su primera persona para que seamos conscientes, que todo es pura imaginación. Este resaltar continuo en el hecho de que seamos conscientes en la diferencia entre el mundo real, el del lector, y el ficticio, el del argumento de la novela, es lo que convierten esta novela en fascinante. Fowles no parodia esta era victoriana pero la analiza para que desde nuestra mirada contemporánea, tengamos una visión más clara de la naturaleza humana. Contraponiendo esta ficción con la realidad del narrador va analizando esta obra desde varias perspectivas, la suya, pero sobre todo la de la creación artística. El lector es consciente de eso así que desde el primer momento analiza esta historia, la de esta pasión amorosa como si la novela fuera un gran laboratorio y los personajes fueran sus conejillos de indias, tal como hacía George Elliot en Middlemarch. Fowles hace incisos continuamente y establece conexiones con el mundo victoriano para que el lector se sitúe y lo hace combinando el estilo de la novela decimonónica con un estilo mucho más modernista cuando se detiene en estos análisis desde la mirada contemporánea.


"¿Con qué nos enfrentamos en el s.XIX? Con una época en que la mujer era sagrada, y en la que cualquiera podía comprar a una niña de trece años por unas cuantas libras..., o por unos chelines si la quería solo por una o dos horas. Una época en la que se construyeron más iglesias que en toda la historia anterior del país, y en la que cada sesenta casas de Londres era un burdel..."

Una época en la que se sostenia categóricamente que las mujeres no tenían orgasmos, y en la que se enseñaba a todas las prostitutas a simularlos.
Una época en la que hubo grandes progresos y liberaciones en todos los campos de la actividad humana; y nada más que tiranía en el más personal y fundamental.""


Y por otra parte, y como es imposible que John Fowles aborde, todo lo que supuso la era victoriana, decide detenerse en cuestiones concretas: el papel de la mujer, sobre todo la esclavitud que les suponía no ser libres económicamente hablando, y la represión que las convertían en unas marginadas en cuanto, se atrevían a poner un pie fuera de las reglas establecidas.


"Una mujer no contradecía a un hombre cuando él hablaba en serio; en todo caso, debía hacerlo con mesura y prudencia. Casi parecía que Sara se situaba en un plano de igualdad intelectual con él."


El otro gran tema que aborda a través de sus personajes se refiere a los estamentos sociales, muy encorsetados y como empieza a vislumbrarse, que había grupos sociales que comenzaban a despegar fuera de estas convenciones. Fowles cuestiona los matrimonios que eran un negocio en toda regla, la compra de maridos a través de la dote y sobre todo ese hombre diletante, representado en Charles, que no era libre del todo a menos que se rebajara a perder su libertad en favor de ciertos intereses.


"Lyme era una ciudad de ojos escrutadores y Londres una ciudad de ciegos. Nadie se volvía a mirarle. Era casi invisible, no existía. Esto le dio una sensacion de libertad, pero fue una sensación terrible porque él sabía que la libertad la había perdido ya. Era como Wynsyatt. En su vida, todo estaba perdido y todo le recordaba a su pérdida."

"Viajar otra vez. Si pudiera escapar, si pudiera escapar... Se lo repetía una y otra vez; luego metafóricamente se sacudió las solapas, por iluso, por romántico, por irresponsable."


Me resulta casi imposible abordar en esta reseña todos los conceptos en torno a los cuales Fowles envuelve su novela, jugando con ellos, exponiendo a sus personajes porque al hacerlo desde una visión de ahora, nos enfrenta a la condición humana y nos revela que realmente sus personajes llegado un punto rebasan esta máscara creada por él y los vamos viendo como lo que son, individuos que viven en una época determinada y rebasan la condición de ser meros personajes para convertirse en individuos casi de ahora mismo:


- Sara es una mujer consciente de sí misma y aunque debe rebajarse a jugar a un perfil bajo para sobrevivir en una época en la que no se podía salir del rol asignado ("-Dicen por ahí que busca usted en el mar las velas de Satanás "), poco a poco, Fowles va dando pistas de que no es una mujer común y corriente, sino que está buscando su lugar en el mundo. Lo tiene claro y lucha por ello; tiene el control absoluto aunque juegue a la oveja descarriada, pero es una forma de supervivencia.


"- Solo soy feliz cuando duermo. Cuando despierto, empieza la pesadilla. Me siento arrojada a una isla desierta, cautiva, condenada, y no sé cuál ha sido mi delito."


- Charles por otra parte, que aparentemente es el perfecto caballero victoriano, no tiene tan claro su lugar en el mundo y va cambiando dependiendo de quién se va encontrando en el camino: se siente atraído pero al mismo tiempo escandalizado por haberse encontrado con una mujer, en plena era victoriana ("- ¿Desea usted oírla? ¿Desea usted verla? ¿Desea usted tocarla?") , que habla por sí misma, se siente incómodo, se sorprende y al mismo tiempo atraído. De alguna forma Fowles expone y satiriza esta hipocresía social de la era victoriana, en torno al sexo sobre todo, y resulta fascinante la forma en que lo hace. Cambia los roles de género marcados y de esta forma convierte a sus personajes en seres de carne y hueso, aunque seamos todo el tiempo conscientes de que está jugando a escribir una novela.


"Entonces se dio cuenta que todos sus rasgos estaban supeditados a los ojos. Y aquellos ojos no podían disimular una gran inteligencia, una independencia de espíritu; también había en ellos un mudo rechazo de toda compasión, la decisión de ser lo que era."


Y llegado a este punto y sin que sea mi intención el desvelar demasiado, es imposible hablar de esta novela sin el más difícil todavía y es el de sus dos o tres finales en los que Fowles confronta su narración. El autor experimenta y lleva su novela a su última consecuencia porque una vez que está dentro del laboratorio y ha experimentado con la narración y con los conejillos de indias, inventa varios finales: uno tradicional, puramente victoriano, y otro más, llevándolo hasta otra perspectiva. La gracia está que se puede entrever quizás un tercero, más subterraneo y que en mi opinión convierte la novela en lo que es, una obra maestra del posmodernismo, aunque las etiquetas sean un rollo, vale. Una novela de la que habría que hablar mucho más y de la que sin embargo he intentado resaltar quizás, lo más evidente. Pero sí, ha resultado una novela reveladora e inesperada.


"¿Qué fue de Sara? No lo sé. Lo cierto es que no volvió a importunar a Charles, por lo menos en persona, aunque su imagen siguiera ocupando su mente. Es lo que suele ocurrir. Las personas desaparecen de nuestra vida al hundirse en las sombras de las cosas que están más cerca." 













 


 

La mujer del teniente francés, 1981, Karel Reisz



Comentarios

  1. Buaah tiene pintaza!! De Fowles todavía no he empezado nada, tengo 'El Mago' por casa! A lo mejor me veo la peli de Reisz de aperitivo! Pero muchas ganas!

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    1. Mucho mejor la novela que la peli, q en la peli se pierden esos juegos con la metaficción ✴️🔥

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