Lolita, de Vladimir Nabokov
⭐ ⭐⭐⭐⭐
♫♫ ♫ Clementine, Sarah Jaffe ♫♫ ♫
"En tal o cual recodo del relato siento que mi yo evasivo se me escapa, que se zambulle en aguas más oscuras y profundas, que no me atrevo a sondear ."
Por fín he leído LA NOVELA que llevaba años deseando leer y de la que me mantuve alejada por miedo y me alegro de haberlo hecho ahora y no antes, porque quizás este fuese el momento justo porque me ha hecho entender muchos de los conceptos con los que juega Nabokov, no una sino continuamente a lo largo de esta novela, soberbia. Le contaba el otro día a alguien comentando la novela, que con ella tuve una lucha continua desde el comienzo: intentar no dejarme embaucar/seducir por Humbert, pero sobre todo por Nabokov. Es tan poderosa la fluidez de las palabras, la magia, que se produce una especie de encantamiento en el que el lector llegado un punto tiene que hacer un parón y analizar lo leído, y puede resultar anticlimático pero no lo es, es una experiencia toalmente inmersiva que te obliga a ajustar ciertos conceptos que nos parece haber tenido perfectamente organizados y que sin embargo, Nabokov viene a desestabilizar.
"La mirada de lujurioso siempre es triste: la lujuria nunca está segura -aunque la víctima aterciopelada esté encerrada en tu propio calabozo- de que un demonio rival o un dios influyente no estorbe el triunfo preparado."
Lolita es una novela donde a priori hay un conflicto continuo entre moralidad, perversión y abuso y ¿estilo, lenguaje, belleza?? porque en Lolita, Nabokov convierte en su protagonista absoluto a un depredador sexual, un hombre de mediana edad, obsesionado por las niñas de doce años, a las que denomina nínfulas; para las mujeres adultas, sin embargo, usa un término más despectivo: hembras humanas, a las que despoja de cualquier rasgo positivo. Desde el mismo momento en el que Humbert pone la vista sobre Dolores Haze, Lolita, de doce años, planifica cuidadosamente un control obsesivo sobre ella. No solo se casa con su madre, para no perderla de vista, sino que además, se hace con el control de su vida convirtiéndose ella en un mero instrumento de satisfacción sexual para él. Durante la novela el lector se ve continuamene enfrentado ante ciertos dilemas como por ejemplo ¿caminó Lolita voluntariamente hacia su trampa? ¿hasta qué punto ella tuvo control de la situación? ¿por qué en ningún momento de ese primer proceso, ella nunca quiso huir? "En los años que siguieron me pregunté por qué no se marchó para siempre aquel día." Sin embargo, no olvidemos que el Humbert de Nabokov es un depredador en toda regla, inteligente, carismático, y tiene el poder sobre ella, y ante esto tampoco debemos olvidar que Lolita es una niña y los niños raramente cuestionan ciertos hechos que se producen en el ámbito doméstico. Y lo más importante, Lolita es un relato en primera persona, todo lo que sabemos de la historia nos viene de Humbert, el depredador.
"Años de oculto sufrimiento me habían enseñado un autocontrol sobrehumano."
En un principio, lo más sobresaliente en esta novela viene de esa primera persona que elige Nabokov como narrador, el punto de vista. Si Nabokov hubiera escrito esta novela en tercera persona, le habría salido una novela moralista contra la pedofilia y no habría conceptos que debatir en el sentido de que habríamos reconocido desde el instante al depredador sexual y nos habría inspirado repugnancia desde el minuto cero. Pero Nabokov elige el más dificil todavia, y es de alguna forma humanizar a su protagonista a través de un lenguaje continuamente justificando sus acciones. Esa primera persona es la vía que usa Nabokov para que podamos sumergirnos en su mundo, en la idealizacion que hace de su atracción por las niñas.
“Durante un instante, ambos estuvimos en el mismo baño tibio y verde del espejo, que reflejaba la copa de un álamo y a nosotros, en el cielo."
Además, como Humbert es un manipulador nato y como la suya es la unica versión que tenemos de la historia de su depravación (convirtiéndola en historia de amor), y cómo expone tan poéticamente ciertos momentos denigrantes, nos está manipulando de la misma forma en que manipula a Lolita a través de su relato en primera persona; asi que tiene el control siempre de la historia y del tono, filtrando continuamente lo que nos llega. Así que si esta novela estuviera toda ella contada en tercera persona, el lector no se habría implicado y y los hechos no habrían supuesto ningún conflicto para él. En una especie de juego del escondite, Nabokov ha convertido al lector en un voyeur total y absoluto y lo más importante: la forma en la que el lector se enfrenta al personaje de Humbert, revelará más sobre nosotros como lectores.
"Y ahora tomen nota de la siguiente e importante observación: el artista que hay en mí ha prevalecido sobre el caballero. No sin un gran esfuerzo de voluntad, he ajustado el estilo de estas memorias al tono del diario que llevaba cuando la señora Haze no era más que un obstáculo para mí. Ese diario ya no existe; sin embargo, he considerado que mi deber es preservar su entonación, por falsa y brutal que ahora parezca.""
Hay unos breves, fugaces momentos, una frase que se cuela inesperada en los que pasa a la tercera persona, pero no nos engañemos, no es una tercera persona inconsciente, sino totalmene planeada y controlada por Humbert porque quiere dar impresion de objetividad, quiere evitar que el lector le vea demasiado emocionado, intenta protegerse con estos interludios aparentemente mas distanciados: "Humbert el Rechazado se batió en fúnebre retirada, mientras ella seguía parloteando hacia la calle."
"Era un amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista."
Lolita es una novela soberbia no solo por este uso del lenguaje sino por el retrato que Nabokov hace de una América de finales de los años 40, y especialmente fascinante me pareció todo esa parte en la que Humbert y una Lolita (¿retenida?) recorren en coche una América de moteles, gasolineras y estaciones de paso; momentos especialmente impactantes y deprimentes en las que el padrastro postizo y la niña se revelan como padre e hija durante el día, continuamente camuflando ese deseo obsesivo de Humbert por Lolita.
"De nuevo desangelados hoteles nos recibieron con carteles semejanes a éste: -Deseamos que se sienta como en casa durante su estancia con nosotros. Vuelva a visitarnos. Consideramos a nuestros clientes las Mejores Personas del Mundo-. En esos lugares espantosos pagamos diez dólares por habitaciones con dos camas, las moscas revoloteaban más allá de las puertas de tela metálica que carecían de tela metálica y, al fin, lograban meterse en el cuarto, la ceniza de nuestros predecesores aún permanecía en los ceniceros, pelos de mujer serpenteaban en la almohada, oíamos a nuestro vecino cuando colgaba su chaqueta en el armario, las perchas estaban ingeniosamente atadas a la barra por medio de alambres, para evitar robos, y, supremo insulto, los cuadros sobre las gamas gemelas eran, asimismo, gemelos."
Lolita me ha fascinado y en este intento de reseña solo me he centrado en un punto concreto que es el que más me ha interesado que puede ser el del estilo o el punto de vista elegido por Nabokov, pero es una novela mucho más rica que esto. Está soberbiamente escrita, y puede funcionar en muchos niveles: algunos la califican una gran historia de amor, otros una tragedia, o simplemente la historia de un pedófilo… Está en el lector resolver si Humbert nos ha colado su amor por Lolita, o si Nabokov finalmente consiguió embaucarnos incluyéndonos en una especie de juego muy perverso. El tercer segmento de la novela, la parte final, me ha parecido soberbia porque aquí es donde las dudas del lector alcanzarán su cénit. Magistral novela.
La traducción es de Francesc Roca.
"Y, mientras mis piernas de autómata seguían andando, me impresionó el hecho de que, no sabía una palabra acerca de mi niña querida."
Lolita, 1962, Stanley Kubrick
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