Caja 19, de Claire-Louise Bennett

 


⭐⭐⭐⭐
 
 
 
🎵🎵🎵
 
 

“Ciertas palabras escritas están vivas, activas; están por completo en el presente, en el mismo presente que una. De hecho da la sensación de que se escriben a medida que se leen, de que tal vez incluso son nuestros ojos sobre la pagina los que las hacen aparecer, en todo caso ciertas frases parecen no separarse en lo más mínimo de una o del momento en que una las lee . Da la sensación de que no existirían si una no las viera. De que no existirían sin una.”


Caja 19 de Claire-Louise Bennett ha resultado una lectura inesperada. Hacía tiempo que tenía el libro en la estantería y sin embargo, y no sé por qué, lo subí arriba de la pila sin planearlo, sin tener la menor idea de que de alguna forma estaba relacionado con ese estilo subjetivo tan parecido al de Virginia Woolf, a la que llevo medio verano leyendo (no creo en las causalidades así que prefiero pensar que todo está relacionado). Es cierto que no todos los libros son para todos los momentos pero en Caja 19 se da además la dificultad de que es una lectura muy introspectiva porque al mismo tiempo que el lector se va dejando envolver por la precisión de la prosa de la Bennett, también se va reconociendo a sí mismo. La autora se detiene en detalles que aparentemente no son evidentes y que convierten la vida en una experiencia muy subjetiva, pequeñísimos detalles,  muy personales, incluso tan nimios se podría decir que puede que se dé el caso que el lector se reconozca antes que la propia autora, y que sin embargo, si conectas, serás capaz de identificarlos como los detalles de tu día a día. Cuando Claire Louise Bennett afirma de que hay palabras que conforman textos que pareciera que no cobren vida a menos que posemos los ojos en ellas, está comunicándose muy íntimamente con el lector porque antes de escribir ella ha leído obsesivamente y sabe de lo que está hablando. Ciertas palabras no existirían sin una (el lector) y de esta manera está creando un vínculo complejo pero al mismo tiempo muy íntimo entre ella y quien la está leyendo. Y este vínculo ya ha conseguido crearlo la Bennett desde el primer capítulo titulado Una tontería, en el que conoceremos a la narradora anónima, una adolescente introvertida que se refugia en los libros y sobre todo en sus cuadernos creando historias. Desde un principio también puede quedar claro que esta novela es pura autoficción, y que la narradora anónima será la propia Bennett pero a lo largo de la novela esta linea entre ficción, ensayo, memorias y autoficción queda tan ensamblado que es imposible delimitar dónde empieza uno y termina otro.


En cuestión de segundos, ahí estaba, una historia, pequeñita, completa, indestructible. Nadie podía saber lo que había dentro de su cuaderno con solo mirarlo, parecía de lo más normal y sin embargo ella sabia ahí sentada mientras lo miraba que contenía algo más, algo que no hacía falta que estuviera, algo voluntario. Inesperado, secreto, algo pequeñito que no obstante había revelado el acceso a un territorio seductor e inexplorado.”


La narradora relata sus experiencias narrando episodios de su vida relacionándolas con los libros y con las pequeñas historias que escribe en su cuaderno; pequeñas historias que se camuflan en los cuadernos aparentemente invisibles y que nunca llamarán la atención, a excepción por algún profesor avispado o el cliente ruso que pasará siempre por la caja 19, que es la caja que le tienen asignada a ella en el supermercado dónde trabaja a tiempo parcial para pagarse la universidad. Unos cuadernos secretos y pequeñitos que vienen a establecer un símil con la vida “¿Y acaso no opinaba su propia madre que que nada es lo que parece?” e incluso con los roles asignados a las mujeres en una sociedad siempre tendente a lo patriarcal. Cita en varios momentos a Janet Malcolm y su biografía sobre Sylvia Plath a la hora de establecer que esta rubia aparentemente insulsa no era lo que parecía en un principio, porque a través de sus textos quería salir de sí mismaCuando una mujer se siente y se comporta de maneras que no parecen concordar en absoluto con su aspecto exterior” y de esta forma Claire Louise Bennett está continuamente comparando no solo esta invisibilidad de quien escribe en silencio, sino al mismo tiempo exponiendo que para la mujer de clase trabajadora y además que escribe una literatura introspectiva, quizás lo tenga más difícil. En este aspecto intuyo que la autora está estableciendo esta similitud con Ann Quin a la que citará continuamente y que parece que se acabe convirtiendo en su alter ego literario: "Ann Quin era de clase trabajadora y una escritora de vanguardia. Ser una cosa o la otra además de mujer ya habría parecido bastante indecoroso, ser las dos cosas era directamente un descaro..." Realmente no se están abordando datos estrictamente autobiográficos ni detalles domésticos familiares, sino que Bennett se las arregla para convertir esta percepción de su infancia y adolescencia, y más tarde de su vida adulta, en una experiencia más subjetiva.


A veces solo hace falta una frase. Una frase y ya está, ya somos parte de algo que ha sido parte de nosotras para siempre sea lo que sea que eso signifique.”


La narradora anónima está continuamente enumerando autores y libros y relacionándolos con su propia vida, y confieso que pocas veces me he encontrado con un amor por los libros que suene tan de verdad, tan auténtico. Claire-Louise Bennett no usa los libros como postureo sino que leyéndola estás reconstruyendo los libros de su vida a la par que ella, serán un soporte para su propia vida interior como escritora. No es una novela fácil en el sentido de que aunque fluya, sí que es cierto que la autora está continuamente estableciendo conexiones con su vida o con la vida de la narradora anónima, y a veces incluso deja la primera persona para pasar a la segunda y tercera, estableciendo quizás el límite entre ficción y memorias. La metáfora de la caja de supermercado en la que ella guarda su cuaderno y su bolígrafo mientras le roba tiempos muertos a ese trabajo rutinario y monótono para crear historias, es absolutamente fascinante. Escribir en los ratos libres mientras le robas el tiempo a un trabajo rutinario y aburrido me remite a Noche y Día de Virginia Woolf que estoy leyendo ahora mismo y que me viene a la mente citando a un personaje !En los ratos libres! Esto demuestra su entrega a la literatura." Claire-Louise Bennett ha resultado una autora inesperada y entrar en la mente de su narradora anónima, la cajera-escritora, “con su deseo de salirse de sí misma para ver otra realidad”, ha resultado una experiencia más que reveladora. Una autora colosal 🖤

La traducción es de Laura Wittner


Vida o muerte. Pasar las páginas. Cuando pasamos de página volvemos a nacer. Vivir y morir y vivir y morir y vivir y morir. Una y otra vez. Y la verdad es que así tiene que ser. Sí. Sí. Pasar las páginas. Pasar las páginas. Con alma y vida.”

 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

La picadura de abeja, de Paul Murray

Minimosca, de Gustavo Faverón Patriau

Indigno De Ser Humano, de Junji Ito (Adaptación de Osamu Dazai)