Personajes desesperados, de Paula Fox

 


 

 ♫♫♫  Everytime - Foals ♫♫♫


- Pero la vida es desesperada -dijo Sophie de forma casi inaudible.

-¿Has dicho que la vida es desesperada?”


En algún momento de la novela, uno de los personajes, Otto Bentwood,  menciona a Sophie su mujer, una cita de Thoreau en torno a cómo la mayoría de las personas viven sus vidas en una desesperación silenciosa, un silencio que resuena además mucho más que si esta desesperación fuera gritada a los cuatro vientos, porque este silencio muestra una resignación de por vida, una resignación existencial casi como una cruz cargando continua y pesadamente.  Otto aludía a esta cita para relatarle una anécdota y sin embargo, Sophie con la frase “la vida es desesperada”, le llega a sorprender porque no iban por ahí los tiros de su anécdota y se encuentra con que Sophie casi que le viene a confirmar que ella misma ya está resignada. No sé hasta qué punto en este momento Otto es consciente de que su mujer se está consumiendo en una angustia interior y si lo es, desde cuándo lleva así. Para el lector está claro que el detonante a esta angustia puede ser el hecho de que Sophie fuera mordida por un gato callejero días antes cuando comienza la novela, y esto activará un clic en ella, como si este clic encendiera la luz y se viera en una butaca siendo la espectadora de su propia vida, distanciada y desconectada de ella misma. En otro momento se alude al hecho de que un personaje concreto “Quiere otra vida” y a la postre yo diría que este es el resumen perfecto de cómo se sienten todos y cada uno de los personajes de esta magnifica novela. Ninguno está contento con su vida, todos viven en una desesperación silenciosa, una desesperación además muy reconocible. La novela es de 1970 y ya todo lo que somos hoy como sociedad estaba ahí.


No me cayó bien. Sus opiniones eran impecables, todas esas virtuosas ideas progresistas servidas ante ti, tan apetitosas, tan halagadoras. No me gustan las opiniones impecables”.


El matrimonio formado por Sophie y Otto Bentwood representan una clase social intelectual y acomodada que se considera liberal y progresista, no tienen hijos, y Sophie concretamente tampoco trabaja porque las traducciones del francés que hacía le aburren. Un gato callejero los visita buscando comida y el hecho de que Sophie ya le hubiera dado comida antes, hará que vuelva y arañe el cristal, pero es cuando en contra de los deseos de Otto, una vez más, ella lo alimenta y  se le ocurre acariciarlo,  cuando el gato se ensaña con su mano y le muerde. Para Sophie el impacto es mayor por el hecho de que una criatura por quién ella se ha interesado, haya osado en hacerle daño más que en un principio por el mordisco: será la típica condescendencia de quién se siente superior y que rezuma durante toda la novela cuando la pareja contempla el mundo. Paula Fox ha ubicado su historia a finales de los años 60 cuando Estados Unidos estaba atravesando violencia política, reyertas, asesinatos a políticos, conflictos raciales y una pobreza urbana que ya no respetaba los barrios acomodados, sino que parecía estar más a la vista que nunca, así que entiendo que el gato callejero se convierte en una especie de catalizador o de símbolo de esta otra parte del país cuando enfanga a la que vive en su burbuja protegida porque además, a raíz de este incidente, se producen una serie de incidentes más mientras los Bentwood miran por la ventana,  conducen, o directamente se pueden sentir amenazados por nimiedades; sin embargo, esto surge a raíz del incidente del gato, es como si su seguro mundo se hubiera visto invadido brutalmente:  la herida que el gato le ha hecho a Sophie, cada vez se ve más hinchada y dolorosa (“la mano doblada debajo de ella, era como un objeto extraño que se le había adherido al cuerpo de algún modo, algo soldado a su brazo”), quizás de no haber existido esta herida, hubieran seguido viviendo en su misma rutina acomodada y silenciosa sin ser conscientes del mundo exterior.


Esperó en el andén, su verdadera vida tan enmascarada como la de las personas que pasaban sin prisas por su lado o se apoyaban en las columnas ennegrecidas y rayadas que sustentaban el techo”.


Así que se puede decir que el gato es en sí mismo la metáfora de ese otro mundo intocable para los Bentwood en el que nunca se hubieran atrevido a aventurarse. Todo lo han visto desde la distancia y solo parece haber orden dentro de su casa, porque en cuanto ponen un pie fuera de ella, todo parece caótico, desordenado, violento, y visto desde la perspectiva de Sophie y de Otto, el mundo parece confabulado para ponerlos en peligro. Y lo que más me llama la atención de esta novela magnífica es la economía de medios, en el sentido de que Paula Fox no sobreexplica, ni sobra una palabra, ni una coma, ni un punto. La autora lleva su narrativa al mínimo, por ejemplo en las conversaciones, tensas, corteses, evasivas, fragmentadas y sobre todo cuando una frase concreta se asienta en el silencio posterior. Con el silencio se puede decir mucho más que con un párrafo de explicaciones, así que Paula Fox en ningún momento da más información de la necesaria, y esto se prestará a relecturas del texto. Conoceremos a los Bentwood casi solo y a través de sus conversaciones desconectadas de la realidad, pero la desesperación de sus vidas está ahí latente, así que en cuanto aparece cualquier pormenor que los saque de la burbuja, sobreviene la angustia interior solapada de autoengaño. En este caso concreto, casi lo vemos todo desde el punto de vista de Sophie y cómo le aterra el hecho de acudir al médico a que le vean la herida. E incluso durante la novela, cuando se hace mención a ella y a que acuda a urgencias, normalmente son fórmulas de cortesía, nadie se va a preocupar más de lo necesario de este hecho, solo es el lector el que se ve cada vez más angustiado por esta herida que va hinchándose. “Las enfermededades hacen sus su trabajo a escondidas, sus estragos a menudo no se ven.” Todos prefieren cambiar de tema y seguir con sus propias banalidades antes de entrar en una cuestión que los pueda salpicar. Toda esta forma de evitar la realidad, de no profundizar, de dar un rodeo a la vida para evitar enfrentarse a lo perturbador de ella, está reflejando la clase media culta a la que pertenecen Sophie y Otto. Al mismo tiempo Paula Fox está incidiendo en ello una y otra vez a través de estos diálogos cortos y recurrentes en torno a la mano infectada: está situandola   al mismo nivel que la infección de una sociedad en plena descomposición.


"En cambio, sonrió. No sabía cómo quebrantar la sonrisa recíproca que compartían. Era tóxica. Se le quedaba en la cara mientras se desvestía. No sé iba, y cargaba con ella cuando regresaba a casa, un rictus que la desfiguraba."



Lo que de verdad me interesa de esta novela de Paula Fox, que realmente se lee sola por esta narrativa tan fluida que puede engañar porque esconde mucho más de lo que muestra, es sobre todo la radiografía que hace de la crisis de un cierto tipo de vida acomodada y asentada, el desmoronamiento del sueño americano cuando esta novela fue escrita pero realmente sigue estando más vigente que nunca porque está retratando la crisis de nuestra sociedad en la que ya se ha demostrado que se prefiere no hablar de lo que duele o hacer directamente la vista gorda sin implicarse. Cuando en un momento de la novela se dice “Parece que las personas tengan que hacer siempre mucho ruido cuando se van”, Paula Fox está mostrando nuestro mal endémico a la hora de considerarnos el centro del mundo, lo que de verdad importa se oculta bajo una capa de autoengaño cortés, desviando la realidad hacia un postureo social engañoso. “Personajes desesperados” es una novela que se puede analizar desde este tiempo de ahora, el de 2025, y nos damos cuenta de que es una novela magistral desde el momento en el que nos reconocemos en ella casi 60 años desde que fuera publicada. El silencio y hacer la vista gorda, evadirse de la realidad solo permite que la descomposición avance a pasos agigantados. Una novela colosal.

La traducción es de Rosa Pérez Pérez.


"- A mí me importa todo. A mí manera desesperada. Es la desesperación lo que me hace seguir adelante."

 

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