El desván de las musas dormidas, de Fulgencio Argüelles

  



 ♫♫♫ Memories - Maroon 5 ♫♫♫ 

 

Le pregunté a mi padre, estás bien, eso le pregunté, era la primera vez que le preguntaba a mi padre si estaba bien, me di cuenta de que nunca antes se lo había preguntado y sentí que con aquella pregunta me despedía definitivamente de la infancia…”


Esta ha sido para mí una novela que me ha mantenido muy interesada en momentos determinados, y en otros he desconectado por la repetición de ciertos temas. Realmente me ha interesado mucho el concepto y como ésta enfocada sobre todo por esa narración en primera persona, la de un niño que evoca su infancia y su entrada en la adolescencia a la sombra de un padre que lo es todo, figura que se yergue como un árbol alto y firme, un padre que es además una enciclopedia andante y que saciará la curiosidad por la vida de su hijo. Lo admirable surge cómo  el autor nos narrará esa figura paterna a los ojos de un hijo que va creciendo y construyendo su propia identidad.  . Porque él me había hecho creer que era el hombre más sabio de la tierra y ahora se dejaba caer en el andén solo para decirme adiós. Por qué él me alejaba de su lado para enviarme a un lugar en el que me sentía solo y desorientado.” La figura mítica que es como una fortaleza, se irá convirtiendo en una figura vulnerable y frágil cuando este niño va creciendo y entiendo los misterios de la vida. El talento de Fulgencio Argüelles está en, a través de su prosa poética, evocar todos esos recuerdos de infancia pero claro, ¿qué es la memoria sino unos recuerdos que se van modificando cuánto más los evocamos? Lo que recordamos mucho, y recurrentemente a lo largo de una vida porque suponen un referente (la figura de este padre), se acaba distorsionando y va deviniendo en fantasía o imaginación. De la misma forma que cuando imaginamos mucho a lo largo de nuestra vida, esta fantasía imaginaria se metamorfosea en recuerdo, así que esta es una novela en la que la figura central, la del padre, irá cambiando a medida que el niño va entendiendo la vida.


"No sé si es posible distinguir entre imaginación y memoria. La memoria habita en el universo de la fantasía, porque necesita las herramientas de la imaginación para enfrentarse al paso arrollador del tiempo, no quiere quedar disuelta, tampoco convertirse en piedra, y necesita la blandura y la luz de las imágenes creadas para no chocar con la dura y oscura realidad."


La narración de esta novela está presentada en primera persona desde la perspectiva de un niño que se asoma al mundo de la mano de un padre siempre presente, y a través de él, este niño sin nombre, narrará no solo lo que ocurre sino lo que significa para él, desgranando los significados de una vida que se va presentando como misteriosa, pero a medida que se va haciendo adulto, entiende que casi todo tiene una base real. El narrador no solo reconstruye su infancia, sino que le da sentido a través de la figura de su padre y de ese desván dónde una vez descubre que este padre tiene un pasado, treinta y dos matriculas de honor y que sin embargo acabó trabajando en la mina. En esta novela no habrá nombres de personas ni nombres de lugares, ni siquiera fechas, aunque por la información que se nos va proporcionado, sabremos situarla en el tiempo, es una forma de dotar la novela de universalidad:  En la intertidumbre y la duda nacen estas descripciones. Por eso no puede haber nombres de personas ni de lugares. No sería justo que los hubiera. Se trata de una forma de existir tal vez generalizada, una manera de ser en un tiempo que estaba a punto de concluir.”  El desván, además, de dónde este niño desentierra la información sobre su padre, es un tema recurrente en literatura como una metáfora de la memoria, de los recuerdos. No sé mucho más sobre Fulgencio Argüelles pero entiendo que hay un mucho de autoficción aquí, autoficción e imaginación, que pueden metamorfosearse en un mismo concepto.


"Mi padre tenía más secretos que mi madre. Había una parte de él que siempre permanecía fuera de nuestro alcance. A veces aparecía demacrado y ojeroso, agotado por tantas horas de simulación, como un actor que que hubiera tenido que representar varias veces seguidas la misma obra. Detrás de su presencia alegre había una reserva infranqueable."

[…]

Mi padre sufría de vez en cuando problemas de identidad, porque sentía que el azar l o había empujado a una vida equivocada. O tal vez 8intuía que no todo era culpa del azar, ya que él también había tomado decisiones.”


Esta ha sido mi primera aproximación a Fulgencio Argüelles, aunque y sin pensarlo, he optado por leer su última novela, recién editada este año, en vez de comenzar por “El palacio azul de los ingenieros belgas”, que es la que pensaba leer. Este palacio azul de los ingenieros belgas es un lugar recurrente en El desván de las musas dormidas, hay referencias a los ingenieros belgas y a este palacio azul, así que estoy casi segura de que la acabaré leyendo próximamente. Realmente y aunque esta novela me ha gustado mucho y hay momentos en los que no tienes más remedio que sentirte identificada, momentos muy cercanos, también confieso que hay otros momentos que me han hecho dispersarme un poco y justo son los momentos en los que el narrador se aleja de la figura del padre, son estos momentos, entiendo, en que para mí la novela baja un par de niveles. Para mi padre cada día era como un puñal que alguien le lanzara desde el futuro y que él intentaba esquivar a base de aplazamientos encubiertos y de indulgencias falsas.” Los recuerdos del narrador se convierten llegado un punto en algo repetitivos (la parte del internado) y se alargan demasiado, pero así y todo, el estilo de Argüelles es muy evocador, sobre todo a la hora de dotar de identidad no solo al padre, sino a través de él, al hijo. Cuánto más me gusta esta novela es cuando se convierte en una meditación en torno a la figura del padre, que va desde lo mítico de su primera infancia hasta que es consciente de su fragilidad, y es aquí dónde el paraíso de la infancia se difumina, y solo podremos agarrarnos a los recuerdos.


"Hay una larga distancia entre lo que sucede y el recuerdo que tienes de ello, porque cada vez que ha sido recordado ha sido reconstruido, agrandado o disminuido, fortalecido o empequeñecido, cargado de adornos extraordinarios o desvestido, aunque si, finalmente, queda registrado en la memoria es porque nos pertenece."

 

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