Narciso Negro, de Rumer Godden

 


 ⭐⭐⭐⭐

Rumer Godden fue una escritora inglesa que pasó parte de su infancia y juventud en la India y algunas de sus novelas como  El Rio, y esta que nos ocupa, fueron adaptadas al cine en los 40 y convertidas en obras de culto. Yo conocía a esta autora porque estas películas que he citado me parecen dos joyas y están íntimamente ligadas a mi infancia, a las primeras películas que ví y que me marcaron, y quizás por eso me había dado pereza hasta ahora ponerme con sus novelas porque las tenía muy grabadas en mi mente y pensé que quizás no me iban a aportar mucho a la hora de leerme la obra original y si bien es cierto, que durante la lectura de Narciso Negro no he podido distanciarme de la pelicula de 1947 porque recreaba sus imágenes continuamente, también es verdad que me ha parecido una buena novela.

El argumento es bastante simple, un grupo de monjas se trasladan al norte de la India, cerca de las montañas del Himalaya a montar un dispensario y una escuela. Su idealismo y quizás esa mentalidad colonialista algo básica las llevan a creer que su labor es absolutamente necesaria e indispensable y que los habitantes las recibirán con los brazos abiertos. Una vez instaladas, empiezan a ser conscientes de que no todo es tan fácil como ellas habían creído, porque antes que entender las díficiles condiciones en las que viven los habitantes locales y comprender sus tradiciones y creencias, ellas imponen de alguna forma sus creencias y su forma de entender el mundo.

“-¿Y yo? ¿Soy distinta?

- Si- contestó él de inmediato. - Se ha vuelto más buena.

-¿Cómo?

-Es humana. Antes era inhumana, demasiado invulnerable. Ahora ya no lo es. Es capaz de sentir”.

Aunque quizás la hubiera disfrutado más de no haberme sabido esta historia con pelos y señales, es interesante la aproximación que hace Rumer Godden de esta imposición colonial, ingenuamente presuntuosa, al establecerse en aquel lugar remoto como salvadoras del mundo, por muy buenas intenciones que tuvieran. Y por otra parte, también me parece un acierto la descripción que hace la autora del paisaje donde se establecen, exuberante y colorido, y del antiguo palacio de concubinas que les es cedido para convertirlo en convento. Rumer Godden continuamente compara esta exuberancia visual de colores y objetos, a la sobriedad de las monjas que poco a poco se ven influidas por su entorno y comienzan a cambiar. Este cambio que se va produciendo gradualmente en cada una de ellas es justo lo contrario a lo que ellas pretendían: en vez de “colonizar” a aquella pequeña comunidad, se ven completamente sobrepasadas por lo salvaje del paisaje, la voluptuosidad de los cuerpos libres de decoro y por supuesto de las creencias y tradiciones que nada tienen que ver con la religión que ellas procesan.

Es una novela donde la sensualidad juega un papel importantísimo creando poco a poco una atmósfera de claustrofobía y obsesión sexual que va in crescendo, todo esto contrapuesto a la “aparente”austeridad de las hermanas “colonizadoras”, son elementos perfectamente resueltos por Rumer Godden. Una pena que no haya más obras traducidas de esta autora poqrue el retrato que hace del colonianismo desde dentro es muy enriquecedor. Mientras tanto recomiendo otra de sus adaptaciones al cine, El Rio.

Antes de instalarse aquí, le dije que no viniera. Éste no es un lugar para un convento. Hay algo en él que lo exagera todo. No sé qué es, como no sea la propia lucha y la inverosimilitud del lugar. Debe irse y llevárselas a todas con usted, antes de que ocurra algo (…) Están todas en un estado de máximo peligro, en un estado mental, emocional o anímico, o como quiera llamarlo, exacerbado”.

 











 Narciso Negro (Black Narcissus), 1947, Michael Powell/Emeric Pressburger

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