El Tiempo recobrado, de Marcel Proust (En Busca Del Tiempo Perdido #7)
♫♫♫ Spinning away - Brian Eno / John Cale ♫♫♫
"Allí donde la vida nos encierra, la inteligencia abre una salida, pues si un amor no compartido no tiene remedio, de la comprobación de un sufrimiento se sale, aunque solo sea sacando las consecuencias que implica. La inteligencia no conoce esas situaciones cerradas de la vida sin salida."
Me da mucha pena haber terminado En Busca del Tiempo Perdido, porque dentro de lo mucho que he rajado del narrador, por lo repelente, snob y pedante pero también esa sobreexposición de pensamientos suya es lo que me ha hecho adorarle, adoro ya a muerte a Marcel y voy a añorarle mucho..., es como si un amigo con el que has tenido largas conversaciones se hubiera ido ya para siempre, aunque claro que los libros siguen aquí, pero sí que queda una especie de vacío.. Dos años hasta llegar a este Tiempo Recobrado, los dos primeros los leí del tirón hace dos años, y los cinco siguientes que creía que me iban a durar hasta diciembre, confieso que me han enganchado y he conseguido terminarlos entre comienzos del verano y ahora. Ha sido una experiencia absorbente, muy inmersiva en la que acabas siendo consciente de cómo puede cambiarte la vida la literatura cuando te ves reconocida en ella. Los grandes temas de En Busca del Tiempo Perdido, ya aparecían en las primeras cien páginas del primer volumen, Por el camino de Swann, y a partir de ahí, todo es un círculo que se va cerrando para una vez que lleguemos a su final, muchas páginas después, entender que todo podría volver a empezar.
"Y pude verme, como en el primer espejo verídico que encontrara, en los ojos de los viejos, que se creían jóvenes como me lo creía yo de mi. Pues no veíamos nuestro propio aspecto, nuestras propias edades, sino que cada uno, como un espejo opuesto, veía la del otro."
En El Tiempo recobrado Marcel se encuentra perdido, ha envejecido aunque ve la vejez en los demás pero no es tan consciente de la suya. Creo que es el único volumen en el que se mencionan fechas y esto es debido a la guerra, que los ha afectado a todos de forma diferente, sobre todo a Marcel. Él, que creía que su vocación era la literatura, no encuentra su camino, y está a punto de tirar la toalla ya en la cincuentena. Su frustrado deseo de convertirse en escritor y las decepciones que ha ido sufriendo en lo que se refiere a los sentimientos, la amistad, el amor, le han convertido en un escéptico, así que acaba reconociendo que se está haciendo viejo, y que ha fracasado a la hora de convertirse en escritor. La guerra, que es uno de los grandes temas que aborda aquí Proust, está contada con toda la desesperación de los tiempos pero al mismo tiempo, el mundo al que pertenece Marcel, parece no reconocerla,, siguen con sus fiestas y su vacuidad mientras los jóvenes van cayendo en el frente. Tenían una guerra encima y la clase privilegiada seguía comportándose como si todo a su alrededor no se estuviera cayendo a pedazos, inmovilizados, impertérritos ante el derrumbe como si fueran figuras de cera: "Monsieur de Charlus no cesaba de admirar los brillantes uniformes que pasaban ante nosotros, que hacían de París una ciudad tan cosmopolita como un puerto, tan irreal como un decorado de pintor que solo ha levantado unas arquitecturas como un pretexto para agrupar los trajes más variados y más esplendorosos."
"Y en
general no solo venían de lugares que nos parecían irreales porque
no habíamos oído hablar de ellos más que por los periódicos y no
podíamos figurarnos que hubieran podido tomar parte en aquellos
combates titánicos y volver solo con una contusión en el
hombro...
Era de las riberas de la muerte, a las que iban a
volver, de donde venían a pasar un momento entre nosotros,
incomprensibles para nosotros, llenándonos de ternura y de espanto y
de un sentimiento de misterio, como esos muertos que evocamos, que se
nos aparecen un segundo, a los que no nos atrevemos a interrogar y
que, por lo demás podrían a lo sumo contestarnos:
No podrías imaginarlo."
El Tiempo recobrado se ha convertido en una de mis favoritas de la serie porque en ella Marcel repasa su vida desde esa distancia que le hace abjurar de todo y le ha convertido en un escéptico. Ya todo por lo que temblaba en su juventud ha dejado de interesarle pero es tan consciente de ello, que le convierte en uno de esos personajes literarios en los que matarías por conocerle y tener una conversación con él. El milagro de esta novela está ya en su parte final cuando Marcel sufre una de sus epifanías; es en la última fiesta de la serie en la que después de no reconocer a muchos de sus conocidos por lo que han cambiado y lo envejecidos que están, se le revela que quizás los dos mundos tan distanciados en otra época, el de los Guermantes, y el del camino de Swann, si que son reconciliables y todo se ha mezclado. Ya nadie es el mismo, todos los roles se han intercambiado, los que estaban arriba ya no lo están, y los que estaban abajo, ahora están arriba, los valores han cambiado. El Tiempo que todo parece destruirlo a su paso se ha burlado de todos ellos. La guerra se olvida, los valores sociales han degenerado en otra cosa diferente, impensable cuarenta años antes. La reflexión de Proust sobre el hecho de que incluso como individuos olvidamos detalles personales, de nuestro pasado, de la gente más querida, todo es arrasado por el Tiempo, pero no...
"Solo por una costumbre sacada del lenguaje insincero de los prólogos y de las dedicatorias dice el escritor: Lector mío. En realidad, cada lector es, cuando lee, el propio lector de sí mismo. La obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector, permitirle discernir, lo que, sin ese libro, no hubiera podido ver de sí mismo.
El reconocimiento
en sí mismo, por el lector, de lo que el libro dice es la prueba de
la verdad de éste, y viceversa, al menos hasta cierto punto, porque
la diferencia entre los dos textos se puede atribuir, en muchos
casos, no al autor, sino al lector. Además, el libro puede ser
demasiado sabio, demasiado oscuro para el lector sencillo y no
ofrecerle más que un cristal borroso con el que no podrá
leer.
Pero otras particularidades pueden hacer que el
lector tenga que leer de cierta manera para leer bien; el
autor no tiene por qué ofenderse, sino que por el contrario, debe
dejar la mayor libertad al lector diciéndole: Mire usted mismo si ve
mejor con este cristal, con este otro, con aquél."
El arte puede salvarnos. Marcel sufre su revelación en la última fiesta, la memoria se puede liberar a través del arte, sus recuerdos pueden cobrar vida ¿y qué es lo que ha experimentado el lector durante los siete volúmenes? ¿Es que no se ha reconocido a sí mismo? Pues precisamente el milagro de que el Tiempo que todo lo arrasa todavía puede ser vencido a través en este caso de la literatura es el gran milagro de En Busca del Tiempo Perdido. Para Proust el Tiempo puede ser derrotado, vencido, a través de momentos, olores, objetos, que nos reconcilian con nuestra memoria, aquí es donde Proust nos demuestra que la futilidad del Tiempo, y a través del arte, se convierte en Tiempo recobrado y vencido. Así que cuando el lector acaba En Busca del Tiempo Perdido, se encuentra a un Marcel corriendo a casa a escribir su obra. Circularidad, todo gira, nos regeneramos a través de esta imagen que nos hace rememorar un cierto momento del pasado, la cubierta de un libro que nos recuerda al momento crucial en que lo leímos años atrás, o el tacto de un vestido que nos puede retrotraer a un verano... Podría volver a empezar Por el camino de Swann mañana mismo. Genio, Proust.
La traducción es de Consuelo Bergés.
"Una imagen
ofrecida por la vida nos traía en realidad, en ese momento,
sensaciones múltiples y diferentes. Por ejemplo, la vista de la
cubierta de un libro ya leído ha tejido en los caracteres de su
título los rayos de luna de una lejana noche de verano. El gusto del
café con leche matinal nos trae esa vaga esperanza de un buen tiempo
que tantas veces nos sonriera antaño en la incertidumbre del
amanecer...
Una hora no es solo una hora, es un vaso lleno
de perfumes, de sonidos, de proyectos y de climas. Lo que llamamos la
realidad es cierta relación entre esas sensaciones y esos recuerdos
que nos circundan simultáneamente."
Le Temps retrouvé aka Time regained, 1999, Raoul Ruiz
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