Un poco de azul en el paisaje, de Pierre Bergounioux

 


 ⭐⭐⭐⭐⭐

♫♫ ♫  Spell - Nick Cave & The Bad Seeds ♫♫ ♫

 

Un libro de verdad afecta en mayor o menor grado a lo que pensamos y, por lo tanto, a lo que somos. Cambia, en cierta medida, el mundo que consiste, en parte, en la idea que tenemos de él, ya lo adorne o lo agrande, ya consuma su ruina.

No conozco libro, cuando ha importado, que no haya hecho temblar el suelo de su existencia."


Vengo de leer B-17 G, la obra que me ha hecho descubrir a Pierre B, e iba a dejar pasar algo de tiempo para volver a él, pero no he podido resistirme, la vida es muy corta, y creo más en la lectura por instinto que en tener libros planeados para ir leyendo... se me van colando y dependiendo de cómo me impacten, los voy a colocando muy arriba en la pila, como esta otra obra de Pierre B, Un poco de azul en el paisaje. Y no hay más verdad que en esta reflexión que hace el autor sobre cómo puede afectar un libro de verdad, aunque este no tiene nada que ver con ese primer descubrimiento en el que el protagonista era un bombardero de la Segunda Guerra Mundial porque aquí Pierre B. se ocupa más de lo que viene a ser la metafísica del paisaje mimetizada con la memoria, así que ninguno de estos libros son novelas, no hay un argumento lineal sino que son textos que se van revelando y que de alguna forma influyen en nuestra forma de pensar, nos exigen que no nos acomodemos, que miremos el pasado como si fuera el presente. No es una novela pero contiene no solo una historia , sino muchas, camufladas entre el lenguaje tan único de Bergounioux, elegante, elíptico, tan sencillo y tan musical que da la impresión de que el lector pudiera flotar sobre esos paisajes de ese rincón de Francia que tan bien conocía, La Corrèze, en el Lemosín.


No se veía un alma en el paisaje de barrancos y de crestas, de agua enfurecida, de renuevos mediocres, de rocas. Era el fin del mundo, que a avanzaba.”

[...]

El bosque es, a la vez, un yacimiento de materia prima y un sitio de producción. Parece dormido, absorto en un sueño. Pero cuando uno es su vecino siente su hostilidad sorda, paciente. Recuerda que su nombre, originalmente, era foris, lo que está fuera. Adivina su propósito, que es reinar sobre absolutamente todo, como en el comienzo."


Aunque aquí el el protagonista principal sea el paisaje, agreste, aislado, remoto, Pierre B. saca a relucir toda esa generación de escritores y filósofos que han salido de esta región francesa (y de nuevo vuelve a salir a relucir su adorado Faulkner), enredados en la memoria, el autor los va rememorando a medida que describe la textura de ese paisaje, los árboles..., En los textos de Pierre B. las piedras hablan, él las hace hablar a través de este estilo poético tan único y a flor de piel. La obra está compuesta de 8 capítulos, 8 pequeños relatos en los que él mismo habla de su infancia, de su juventud, de las guerras pasadas, es una mezcla rara esta autoficción, porque el narrador tampoco es que se constituya en el protagonista, todo lo contrario.


Es la intensa emoción que suscitan los encuentros inesperados. Dos leñadores comiendo en la cabina abierta de su máquina forestal, en una calva qu ellos mismos abrieron, y las palabras del buen Michaux que me vienen a la cabeza, queu profiere, encantada, la voz del interior comer tranquilamente a la sombra de un camión. Y el obrero agrícola que vemos, por la anoche, apoyado en el montante de la puerta de su minúscula casa, a la salida del pueblo. Sujeta bajo el mentón una especie de escudilla esmaltada, llena de judías blancas, su único alimento. No es compasión lo que siento, y que él no necesita para nada, como tampoco los dos hombres que van a limpiar su cuchillo en el brezo y a ponerse a serrar de nuevo. Es un deseo secreto, el de reencontrarme, en su compañía, con los fastos del aire libre y la cúpula del cielo, nuestra morada en la creación.”


Entre estos 8 relatos, hay uno que me ha impactado especialmente, La voz del bosque, en el que un Pierre B. con seis años, en el otoño de 1955, nos narra su encuentro con un libro. Se aburre en las clases, “lentamente saco del púpitre el libro de lectura”; un un niño, el protagonista del libro se adentra en un bosque, y de alguna forma a través del lenguaje de Bergounioux ya no sabremos diferenciar quién es el niño que lee con el niño del libro sumergiéndose en el bosque. En algún punto del párrafo ha habido esa transición, sutil, finísma. Es un relato adornado por el contexto de la época, pero lo que prima es la importancia de los libros en el mundo de Bergounioux: “Habría olvidado esta lectura si no hubiera descubierto en ella, como en el abismo, la imagen del instante que magnificó.”


He leído mucho, desde entonces, pero ya nunca como en esa mañana de un muy antiguo otoño en la que accedí, por la gracia conmovedora de un manual escolar, a la forma entera de nuestra condicion. Somos dobles y estamos divididos.”


La forma en la que Bergounioux describe la vida, los habitantes de aquella tierra, algunos fantasmas, otros casi convertidos en una sombra de lo que fueron, aislados siempre, sus mujeres convertidas en figuras de sal, resulta  una experiencia hechizante. A esto me refiero cuando digo que este autor hace hablar a las piedras porque a través de su lenguaje convierte el pasado en presente, y lo revive. Describe además como nadie ese paso al mundo moderno pero para ello el mundo rural, los bosques se sacrifican, vidas rotas para los que se quedaron durante la estampida hacia las ciudades. Para este autor, ese pasado se quedó detenido durante su infancia. Otra maravilla de Pierre B.

La traducción es de David Stacey.


Todos hemos sujetado temblorosos algunos de esos libros de los que poco importa si no han expulsado de nosotros mismos o colmado abriéndose a nuestro sentido.

Está el mundo y están los libros.”

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

[Leyendo] ...Septiembre...

Los destrozos, Bret Easton Ellis

B-17 G, de Pierre Bergounioux