La Fugitiva (Albertine Desaparecida), de Marcel Proust (En Busca Del Tiempo Perdido #6)
⭐⭐⭐⭐⭐
♫♫ ♫ Runaway Train - Soul Asylum ♫♫ ♫
"<<¡Mademoiselle
Albertine se ha marchado!>>
Y, adivinando
confusamente que si un momento antes, cuando yo no había llamado
todavía, la marcha de Albertine habría podido parecerme
indiferente, incluso deseable, era porque la creía imposible..."
Me
había equivocado creyendo ver claro en mi corazón. Pero este
conocimiento, que las más finas percepciones de la inteligencia no
habían sabido darme, me
lo acababa de traer duro deslumbrante, extraño, como una sal
cristalizada, la brusca reacción al dolor."
A estas alturas, intuyo que más que un comentario sobre ya la sexta novela de esta serie, lo que me van a salir son una serie de reflexiones, quizás inconexas, fragmentadas sobre Marcel en una etapa de su vida en la que parece haber dejado atrás la ingenuidad inicial y haberse encontrado con una serie de decepciones, pérdidas y ausencias que le irán definiendo; siempre fue un niño solitario, mucho más cómodo sumido en sí mismo que rodeado de gente, pero a lo largo de estas cinco novelas anteriores a medida que iba relacionándose, enamorándose, haciendo amigos, quizás confiaba en que podrían ayudarle a salir de sí mismo y sin embargo, la realidad de las relaciones humanas es mucho más dura de lo que sus expectativas le habían marcado. En La Fugitiva se hace palpable el desengaño que le acaban suponiendo los demás para Marcel, la amistad, el amor, todo acaba en saco roto ...
"Renuncié
a todo orgullo para con Albertine, le envié un telegrama desesperado
en el que pedía que volviese con cualesquiera condiciones, que haría
todo lo que ella quisiese....Nunca volvió.
El mundo no está
creado de una vez para todos nosotros. A lo largo de la vida, se le
suman cosas que no sospechábamos."
Me gusta sobre todo el título de esta novela La fugitiva, por las connotaciones que tiene la palabra fuga, pero más todavía me gusta el otro titulo Albertine Desaparecida porque en la palabra desaparición veo una connotación mucho más compleja, amplia; la fuga/huida no tiene porque ser una pérdida pero la desaparición lo es en todo el sentido de la palabra, y aquí es dónde tendría que sacar a relucir la adaptación al cine de Chantal Akerman, La Captive, que a mi modo de entender, aborda una cuestión que quizás Proust en su época no tuvo valor para abordar sobre la desaparición, la Akerman sí lo hizo, pero no voy a profundizar en ello ya que solo serían elucubraciones mías. La huida de Albertine se convierte en una desaparición que deja un vacío no solo en Marcel, sino en el lector."El corazón palpita y, por otra parte, la mujer que se ha marchado ya no es la misma que la que estaba aquí." En el final de La Prisionera habíamos visto como Marcel cansado de Albertine, le sugiere/ordena una separación. Y sin embargo, cuando ya al comienzo de este sexto volumen, Marcel se encuentra con que Albertine se ha ido/ fugado/desparecido, entra en un periodo de negación y de dolor… una reacción contradictoria se podría pensar, pero es que Marcel solo parece vivir el amor cuando no lo posee, cuando lo desea: mientras tenía a Albertine comiendo de su mano, se muestra indiferente y aburrido, pero la desaparición de Albertine vuelve a sumirle en ese estado vivo del deseo, de los celos.
"Mi separación de Albertine, el día en que Françoise me había dicho: La señorita Albertine se ha marchado, era como una alegoría de tantas otras separaciones, pues con mucha frecuencia, para que descubramos que estamos enamorados, tal vez incluso para que lleguemos a estar-lo, debe llegar el día de la separación."
La novela dividida en cuatro capítulos, hace transcurrir este primer capítulo entre las divagaciones de Marcel en torno a la ausencia de Albertine. Marcel se sumerge en un periodo de angustia más que por la pérdida de Albertine, por el hecho de que le pillara por sorpresa, no estaba preparado quizás para esta pérdida repentina. ("...en el que las horas no estaban marcadas por la posición del sol, sino por la espera de una cita, en que la duración de los días o los avances de la temperatura se median por el vuelo de mis esperanzas, los avances de nuestra intimidad, la transformación progresiva de su rostro, la frecuencia y el estilo de las cartas que me había dirigido durante una ausencia...") Sin embargo, la fuga de la amante lo vuelve a sumir en un estado de estar vivo, su mente se sumerge en los celos, investiga esa otra vida de Albertine con sus amigas en un continuo bucle claustrofóbico y obsesivo. En la Prisionera parecía tenerla controlada, encerrada en su propia casa con una obsesión continua porque no se le escapara y solo cuando Albertine dormía parecía sentirse liberado. Ahora que Albertine no está, debería sentirse liberado, pero no, Marcel se siente prisionero de su mente, de sus celos por un fantasma que ya no está pero a la que recuerda con una vida propia y paralela mientras estaba con él. Sin embargo, los sentimientos sucumben frente al paso del tiempo (sobre todo en una persona como Marcel que solo se interesa por sí mismo) y acaban cayendo en el olvido.
"- No, no voy al teatro. He perdido a una amiga a la que quería mucho-. Tenía casi lágrimas en los ojos al decírselo, pero aún así, por primera vez casi me daba cierto placer hablar de ello. A partir de aquel momento fue cuando empecé a escribir a todo el mundo que acababa de sentir una gran pena y a dejar de sentirla ."
En los tres siguientes capítulos, ya salimos de ese mundo claustrofóbico y asfixiante que había supuesto el bucle de Albertine, y Marcel se encuentra con Gilberte Swann, su primer amor. Aquí llegará a la conclusión de que de la misma forma que olvidó a Gilberte en su momento, así lo hará con Albertine, y aunque Marcel descubra que ya ha dejado de amar a Albertine ¿realmente en algún momento la ha amado de verdad? pero de esto ya hablé en mi comentario de la Prisionera, así que aquí lo dejo. El capítulo tercero y cuarto transcurren en un viaje a Venecia con su madre y la vida social de Guermantes con matrimonios y compromisos en los que se hace evidente que la alta aristocracia tan snob y tiquismisquis a la hora de relacionarse fuera de su clase social, ya no le importa concertar matrimonios por dinero con clases “inferiores” e incluso con judíos, de los que habían abjurado tanto. Son los nuevos tiempos.
"La desdicha de las personas es la de ser para nosotros simples láminas de colecciones muy utilizables en nuestro pensamiento. Precisamente por ello basamos en ellas proyectos que tienen el ardor del.pensamiento, pero este se fatiga, el recuerdo se destruye …"
Marcel/Proust
que siempre ha sido un voyeur, que se ha pasado la vida observando,
controlando, escondido tras una ventana, descubre que mirar no es tan
fácil porque de aquí puede sobrevenir el desengaño. Las
expectativas que se monta en su mente nunca estarán a a altura de la
realidad. Es difícil
que coincida la imagen desde una distancia con la del primer plano
cuando se tiene a la persona frente a sí pero el problema
probablemente lo tenga Marcel más que los demás porque realmente él
tampoco se ha preocupado demasiado por estar cerca (y su voyeurismo ya lo está definiendo, no quiere implicarse) sino que se ha
obsesionado porque estas personas, cuando las tenía frente a él,
siguieran respondiendo a su imagen idealizada. Marcel es consciente
de ello y de aquí que este volumen sea para mí el más pesimista de
los que llevo leídos. Marcel a su vez sufre un desengaño por la
forma en la que Gilberte, por ejemplo, obvia
a su padre tras su muerte, pero realmente ya había ocurrido lo mismo en
el volumen anterior cuando Marcel apenas le había dedicado un par de
lineas a su muerte, a la muerte de Swann. En el mundo de Marcel se olvida a los
muertos con un simple clic, y esto vuelve a ocurrir con la
desaparición de Albertine…y sin embargo, la muerte es quizás uno de los temas más esenciales de toda la serie.
"La costumbre de pensar impide a veces experimentar la realidad, inmuniza contra ella, la hace parecer pensamiento otra vez."
No
quiero seguir alargándome sobre esta sexta novela de la serie porque
tampoco quiero spoilear demasiado, pero resulta muy interesante en lo
que deviene esta novela después de La
Prisionera.
Aquí Marcel ha perdido el control de la que había sido su
prisionera y él como buen masoquista sigue alargando sus celos y su
toxicidad en su mente, pero llegado un punto, el tiempo todo lo cura,
Para Proust, el amor es una enfermedad que solo encuentra cura con la
indiferencia o con el desamor. Otra etapa más de En
Busca del Tiempo Perdido,
en esta ocasión en torno a la pérdida, la ausencia y al desengaño, que van completando la perspectiva de la obra como conjunto.
La traducción es de Consuelo Berges.
"Algunos filósofos dicen que el mundo exterior no existe y que dentro de nosotros mismos es como desarrollamos nuestra vida. Sea como fuere, el amor, incluso en sus comienzos más humildes, es un ejemplo llamativo de lo poco que es la realidad para nosotros."
En Busca del Tiempo Perdido #1: Por el camino de Swann
En Busca del Tiempo Perdido #2: A la sombra de las muchachas en flor
En Busca del Tiempo Perdido #3: El mundo de Guermantes
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