Corazón Giratorio, de Donal Ryan
⭐⭐⭐⭐
♫♫ ♫ Let's Pretend - Tindersticks ♫♫ ♫
“Me llamó la atención su nerviosismo; siempre pensé que se creía demasiado bueno para hablarnos. Y entonces descubrí todo lo que ocultaban sus ojos: timidez, miedo, dudas, tristeza. “
[...]
“Ese chico tiene algo; cuando te habla te mira de una forma, como incómodo, que dan ganas de abrazarlo; incluso cuando te mira a la cara, se le nota en la mirada una distancia que te hace pensar que lleva dentro una tristeza feroz, una bondad rara."
Este chico al que se refieren en ambas citas es Bobby Mahon, uno de los protagonistas de esta estupenda novela coral que brilla sobre todo por la estructura elegida por Donal Ryan. Bobby, fue capataz de una empresa constructora que quiebra en plena explosión de la burbuja, no solo quedándose él y sus trabajadores sin trabajo sino que después de que el dueño desaparareciera del mapa se enteran de que durante años no había pagado las cuotas de la seguridad social. Tanto Bobby como sus compañeros son las victimas de una recesión que les estalla en la cara con todo lo que esto implica: empezar desde cero, falta de trabajo y de un tren de vida, que les pasará factura no solo a ellos sino que encadenará una serie de hechos dentro de la localidad donde viven.:“En esta urbanización hay cuarenta y cuatro casas. Yo vivo en la número veintirés. En la número cuarenta vive una señora mayor. En las demás no vive nadie, solo los fantasmas de personas que nunca existieron.” Me recordó este Corazón Giratorio a la Huir de Evan Dara que editó Pálido Fuego este mismo año y de cómo un hecho concreto que hace estallar la economía de una pequeña localidad, terminará afectando al resto de sus habitantes.
“Ahora el último idiota va por ahí quejándose de que el país se va a la mierda. El país se va a la mierda, el país se va a la mierda, los mismos idiotas que hace unos años se quejaban de que el país había enloquecido por el dinero. Me encantaría decirles a todos que son una panda de miserables muertos de hambre, pero no puedo porque son los mismos imbéciles a los que iré a pedir trabajo si la cosa remonta."
[…]
“Así que me voy a Australia en el contexto de una grave recesión, por lo tanto no soy ni un bestia ni un vago, sino una figura trágica, una encarnación moderna del aparcero, postrado por la hambruna, desalojado de la diminuta parcela por el usurero, obligado a elegir entre el barco ataúd y la tumba.”
Corazón Giratorio es una novela coral estructurada en 21 capitulos, cada uno de ellos contado en primer persona por uno de los habitantes de una pequeña localidad irlandesa. El primer capitulo, será narrado por Bobby Mahon, en un flujo de conciencia de tormento interior no solo por la incertidumbre de un futuro negro, sino por los recuerdos de una infancia con un padre violento y alcoholico y una madre con la que no consiguió comunicarse. Los posteriores capitulos serán narrados por diferentes habitantes de la localidad y aunque ya no volvamos a encontrarnos con el flujo de conciencia de Bobby, siempre estará presente porque cada uno de los personajes que van surgiendo lo nombrarán, así que está continuamente presente e iremos conociendo el desarrollo de su historia a través de los demás. Cada uno de los veinte narradores restantes tienen una voz narrativa propia tanto en estilo como en la forma de expresarse y el lector en un acto de milagro total, se va adaptando a cada uno de ellos, cosa nada fácil. Estas voces interiores van expulsando sus miedos, sus esperanzas, experiencias del pasado, pero todo está encadenado, no hay nada gratuito en el sentido de que la voz del momento nos está contando lo que de verdad le parece importante; conoceremos a alguno de ellos en primera persona, y más tarde, en alusión por otro, así que en algún momento de la lectura, el lector es capaz de hacerse un mapa de este pequeño microcosmos donde cada uno de ellos brillará con luz propia.
“En ocasiones me falta el aire, el corazón me va a mil, noto un zumbido en los oídos, me doblo en dos y me agarro la cabeza con las manos; algunas veces, al apartar las manos de la cara, he notado que estaban mojadas de lágrimas. Pero eso no lo sabe nadie, ni lo sabrá.”
A pesar de este retrato coral de una pequeña localidad irlandesa que se encuentra repentinamente enfrentada a una crisis económica, Donal Ryan se las arregla para colar un elemento en la trama que subyacía y que va emergiendo poco a poco a medida que van avanzando los capítulos, una muerte, un secuestro, al que harán alusión los diferentes narradores, y poco a poco el lector podrá ir construyendo el puzzle. Sin embargo, no es esto en mi opinión lo de verdad importante de esta novela sino las voces narrativas, los flujos de conciencia de personajes que no solo van juntando las piezas del elemento dramático subyaciente, sino realmente que nos irán ayudando a juntar las piezas del puzzle de quién es realmente Bobby Mahon, un hombre fuerte y frágil a la vez, quizás anónimo pero una pieza esencial en el discurrir de la localidad donde vive. En este aspecto, Ryan ha construido una novela que transcurre en Irlanda, pero intuyo que podremos sentirnos fácilmente identificados desde cualquier otro lugar fuera de Irlanda. Esta es su grandeza.
La traducción es de Celia Filipetto.
"Ojalá pudiera hablarle tal como ella quiere, en vez de obligarla siempre a que adivine lo que estoy pensando.¿Por qué me cuesta encontrar las palabras?"
[…]
"De vez en cuando
y sin un desencadenante se ponía a contarme cosas. En algunas
ocasiones, cuando se ponía a hablar, yo ya estaba dormida en esa
especie de duermevela en que no se está del todo inconsciente pero
se puede soñar, tal vez con el libro todavía en la mano. En el
silencio del dormitorio, la voz suave de Bobby, tan llena de ternura,
llegaba a sorprender por lo inesperada y yo procuraba no moverme para no distraerlo. Ahora que lo pienso, recuerdo que mi inmovilidad de
muerta, la forma en que contenía el aliento mientras él hablaba,
eran las mismas que cuando intenta no asustar a un animal salvaje que se
había colado en el jardín. Esa era la única manera."
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