El Frío. Un aislamiento (Relatos Autobiográficos #4) , de Thomas Bernhard

 


⭐⭐⭐⭐

 ♫♫♫ Being - The Soft Moon ♫♫♫

 

Hoy aquel estado de entonces no puede sugerirse más que dificilmente y solo con las mayores resistencias. Mi estado de ánimo no puede reproducirse ya, y mi estado sentimental no puede ya saberse, por otra parte me guardo de ir más allá de lo absolutamente necesario, porque a mí mismo me resulta insoportablemente penoso pasar la frontera hacia la verdad.”


El Frío” es el cuarto y el más corto de los cinco relatos autobiográficos de Thomas Bernhard y no sé si está lo suficientemente justificado que apareciera en un libro aparte y no en el mismo “El Aliento”, imagino que por decisiones editoriales para sacarle algo más de beneficio económico a esta autobiografía. La cuarta entrega, alarga el tema de la enfermedad del narrador cuando se ve obligado a ingresar en el sanatorio pulmonar de Grafenhof, que realmente era un sanatorio para tuberculosos aunque él no estuviera aquejado de tubercolosis contagiosa, pero si que tenía una sombra en sus pulmones que lo obligaron a aislarse. Esa estancia en Grafenhof le hace finalmente contagiarse, así que este relato se alarga ad infinitum en un monólogo en contra de los médicos, a quién además acusaba de negligencia tanto en la enfermedad de su abuelo como en la de su madre y, cómo no, en la forma en que gestionaron su enfermedad pulmonar. En este sanatorio se está a merced de los médicos, de las enfermeras, de los moribundos y finalmente a merced de sí mismo. Bernhard se rebela pero solo hasta cierto punto, porque él mismo sabe que tiene que ceder si quiere sobrevivir.


Reinaba el caos, pero el hombre se acostumbra con asombrosa rapidez a hechos de esa naturaleza y si se repiten diariamente, necesita tres o cuatro días, y entonces conoce el mecanismo, no tiene opción, se somete, colabora, no llama ya la atención. El individualista es descubierto y matado lentamente.”


El aislamiento que lleva como subtitulo este El Frío, no lo es tanto, porque sí que es cierto que el narrador se relaciona con algún compañero de habitación e incluso y en escapadas secretas del sanatorio consigue renovar su adoración por la música, participando en el coro de una capilla cercana: "Al principio no me había atrevido a hablar con aquel hombre, pero luego me había armado de valor y me había presentado. De esta forma había comenzado una amistad que dura hasta hoy, una amistad sin par entre dos testigos. La música me había hecho encontrar a un hombre y hacerme amigo de ese hombre, la música que, durante tantos años, lo había sido todo para mí y que desde hacía tiempo no había escuchado ya, allí estaba otra vez”. Pero se trata de un aislamiento mental en el que después de perder a su abuelo, se tiene que enfrentar a la enfermedad de su madre a la que le queda poco de vida, en este aspecto es una narración algo contradictoria y ya a estas alturas que voy conociendo algo a Bernhard a través de haberme visto varias entrevistas, se puede decir que hay una cierta escenificación a la hora de abordar sus historias, incluso las supuestas autobiográficas. Se contradice pero porque quiere crear un efecto impactante y en esta autobiografía también hay mucho de subjetividad, mucho de de irse por los extremos más grotescos hasta el punto de que surge un humor que arranca una sonrisa en el lector:pero para suicicidarme realmente era demasiado cobarde y sentía también demasiada curiosidad por todo, toda mi vida he sido de una curiosidad desvergonzada, eso ha impedido una y otra vez mi suicidio, me hubiera matado mil veces si mi desvergonzada curiosidad no me hubiera mantenido en la superficie terrestre“, pretende provocar al mismo tiempo que escandalizar como si estuviera en una obra de teatro y él fuera el actor pincipal, así que no es tanto la pregunta ¿qué hay de verdad o de inventado en estos relatos sino más bien, hasta qué punto Bernhard no está hablando de sí mismo sino de un personaje sobreexagerado??


En aquella época me había refugiado ya en la escritura, no hacía más que escribir, no sé ya, cientos y cientos de poemas, solo existía cuando escribía, mi abuelo, el escritor, había muerto, ahora tenia que escribir yo, ahora tenía yo la posibilidad de escribir, ahora me atrevía, ahora tenía ese medio para mis fines, al precipitarme con ello con todas mis fuerzas, abusaba del mundo entero, al convertirlo en poemas y, aunque esos poemas no tuvieran valor, lo significaban todo para mí, nada significaba más para mí en el mundo, no tenía nada más, solo la posibilidad de escribir poemas.”


Dentro de este relato que aborda su aislamiento en Grafenhof hay un momento en el que parece que sale de esta primera persona, y se convierte en ese padre que nunca conoció al describir el momento en el que éste abandona el pueblo después de incendiar la casa, calculando tan bien los tiempos de este incendio, que pudo ver las llamas una vez que el tren se alejaba del pueblo. Es un momento realmente hermoso e impactante, muy poético porque define al mismo Bernhard, aunque estuviera hablando (inventando) de un hombre al que nunca llegó a conocer. Es un relato de sufrimiento y de desesperanza como ya nos tiene acostumbrados pero al mismo tiempo es un sufrimiento que se convierte en rebelión, y en curiosidad.

La traducción es de Miguel Sáenz


Mi viaje a Grafenhof a través del oscuro valle del Salzach fue el más opresivo de mi vida. En el equipaje llevaba también un fajo de papeles con mis últimos poemas. Muy pronto, salvo ese fajo de poemas, no tendré nada en el mundo, nada que signifique algo para mí, a lo que pueda aferrarme, había pensado."

 

 

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