Un Niño (Relatos Autobiográficos #5) , de Thomas Bernhard

 



  ⭐⭐⭐⭐⭐

 ♫♫♫  When it's over - The Soft Moon ♫♫♫

 

  Evidentemente, lo que se llama una vida normal hubiera facilitado a mi madre muchas cosas; así, cada día no era más que una actuación en la cuerda floja, en la que había que temer todo el tiempo una caída. Todos estábamos continuamente en la cuerda floja y corríamos ininterrumpidamente el riesgo de una caída, mortal. En ese sentido, éramos una familia de circo que bailaba en la cuerda floja, que no se permitía jamás, ni por un momento, bajar de esa cuerda, y cuyos ejercicios se hacían más difíciles de día en día. Estábamos prisioneros en la cuerda, y ejercíamos nuestro arte de supervivencia; la llamada normalidad quedaba bajo nosotros, y no nos atrevíamos a precipitarnos en esa normalidad, porque sabíamos que tal zambullida hubiera significado nuestra muerte segura.“


Último de los libros que conforma la pentalogía en torno a la infancia y primera juventud en forma de autobiografía de Thomas Bernhard. Me llama la atención que ésta es casi una autobiografía convencional, más tradicional en el sentido de que aunque aquí están todos los temas que forman parte de su universo, estilísticamente hablando es un relato lleno de datos biográficos sin esa prosa repetitiva tan inherente a su estilo, aunque también es cierto, que algunos temas que habían salido a relucir en los cuatro relatos anteriores, aquí pasa un poco de puntillas por ellos. El contenido sigue siendo turbador sobre todo por lo que signífica para el resto de la serie porque lo convierte en una autobiografía circular, el comienzo es el final, y el final vuelve a ser el comienzo. En el cuarto relato, habíamos dejado a un Thomas Bernhard casi con veinte años y en esta última parte de la serie, Bernhard nos traslada a su primera infancia, hasta los doce años, justo momento en que comienza El Orígen. Una vuelta atrás en el tiempo en una especie de bucle para empezar de nuevo. Y este será el único de los cinco títulos de esta serie que no contenga un subtítulo porque realmente no necesitará ninguna sobreexplicación, está ya todo dicho. 

 

 Era exactamente el medio rural al que mi abuelo daba la mayor importancia. Habrá una biblioteca espléndida, decía. Realmente, fue una biblioteca espléndida en lo que se convirtió la habitación del sudeste de la casa de Ettendorf, solo unas semanas después del pago anticipado del alquiler por mi madre y de la mudanza de mis abuelos. Un camión lleno de libros y manuscritos se detuvo ante la casa y las estanterias se llenaron. Desde su más temprana juventud, desde Basilea, como decía siempre, mi abuelo había acumulado libros, no tenía dinero, pero sí cada vez más libros. Miles. Ahora las paredes del nuevo cuarto de trabajo de Ettendorf, estaban llenas. No sabía que hubiera reunido tanto espiritu, decía él, ni tanta falta de espiritu. Hegel, Kant, Schopenhauer eran nombres uqe me resultaban familiares, detrás de los cuales se escondía para mí algo prodigioso. Y sobre todo Shakespeare, decía mi abuelo. Nada más que cumbres, inalcanzables.”


Entre el primero de los relatos El Origen escrito en 1975 y Un niño que salió en 1982, Bernhard se adentra en su infancia y juventud, conformándose ya su visión de la vida, firmememente influenciada por su abuelo, su guía. También se extiende aquí sobre su relación conflictiva con su madre, un amor odio (hassliebe), terreno en el que nunca estaremos seguros hasta qué punto la adoró o la odió. En Un Niño hay un relato más distante que en los cuatro anteriores y conforma una mirada casi de espectador pero tengo claro que una autobiografía normalmente es una narrativa que responde a cómo quieres verte o cómo quieres que te vea la galeria, siempre controlando hasta el final, y así y todo hay momentos que llegan al alma porque Bernhard se abre en canal en momentos decisivos de esta serie. Llegado a este punto y viendo toda la serie con perspectiva, la considero una lectura fundamental para entender la Thomas Bernhard, para conocerle: sus exageraciones y sus extremos no reflejan otra cosa que ese ser humano vulnerable y quebrantado desde su infancia. Maravilla.

La traducción es de Miguel Sáenz.


Como ellos no estaban allí y no sabían absolutamente nada de mi aventura, ya muy avanzada, tenía que realizar mi empresa sin testigos. Cuando estamos en las altuas, deseamos más que nada tener algun observador que nos admire, pero me faltaba ese observador que me admirase. Me contenté con mi propia observación y mi propia admiración.”

 

 

 

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