La marca del editor, de Roberto Calasso

 

 


 

⭐⭐⭐⭐⭐

 ♫♫♫ Run - Ludovico Einaudi ♫♫♫

 

 Un buen editor es aquel que publica aproximadamente una décima parte de los libros que querría y quizá debería publicar.”


¿En qué se diferencia un buen editor de uno del montón, o mejor dicho, cuál sería la misión de un buen editor?? Estas preguntas me las he ido haciendo a medida que iba avanzando en este librito maravilloso e iluminador en el que Roberto Calasso nos cuenta cómo se forjó Adelphi Ediciones desde 1962 en la que ayudó a fundarla, hasta su muerte. Y eran preguntas qque finalmente iban siendo respondidas por el mismo Calasso pero confieso que eran preguntas que también me habían respondido algunas editoriales españolas a las que le compro sus libros ya a ciegas, porque han conseguido crear esa relación con el lector de complicidad y de afinidad así que ya tenía claro del por qué de del título: la marca de una editorial implica ya una idiosincracia. Y una editorial con un ideal debe tener sus propios estantes en una librería, ser reconocida en el momento en que pongamos pie en esa librería, independientemente de los géneros y/o autores. Será reconocible. Roberto Calasso habla como editor y casi que recorre todos los campos en el que se puede desenvolver una editorial. Una auténtica joya de libro para el bibliófilo, para el amante de la literatura, para aquel lector que sienta la curiosidad por bucear en nuevas lecturas, avanzar y no sentirse estancado, que será otra misión del editor: conseguir que el público se embarque en nuevos terrenos confiando en su marca. Puede que sea un libro definitivo para todo aquel quiera montar una editorial, pero también lo va a ser para quién nunca haya sentido esta necesidad, en mi caso porque seguramente me hubiera llevado a la ruina en dos días, pero es cierto que Calasso consigue transmitir como nadie lo importante que es que el editor lea los libros que publica, y por qué se ve obligado a rechazar ciertos libros? Y el mismo responde: “porque se da cuenta de que el hecho de publicarlos sería como introducir un personaje equivocado en una novela, una figura que amenaza con desequilibrar el conjunto o desvirtuarlo”, y como también dice, como si en una novela introdujera un capitulo equivocado, inconexo del resto de la obra.


¿Qué es un libro único? El ejemplo más elocuente, una vez más, es el número 1 de la Biblioteca: “La otra parte”, de Alfred Kubin. Novela única de un nonovelista. Un libro que se lee como en una alucinación poderosa. Libro escrito desde el interior de un delirio que duró tres meses. Nada semejante había sucedido en la vida de Kubin antes de ese momento; ni volvería a suceder. La novela coincide prefectamente con <b>algo que le pasó</b> al autor una sola vez. Hay dos novelas anteriores a las de Kafka donde ya se respira el aire de Kafka: La otra parte de Kubin y Jakob von Gunten de Robert Walser.

[...]

En definitiva, libro único es aquel en el que rápidamente se reconoce que al autor le ha pasado algo y ese algo ha terminado por depositarse en un escrito.”


Los diferentes ensayos que componen esta obra defienden lo que significa la edición concebida como arte como si a Calasso le fuera la vida en ello y para ello divide esta obra en varias secciones, titulando la primera “Los libros únicos”. Aunque use como ejemplo la primera obra editada por la Biblioteca, como único libro de un No Novelista, y Si Dibujante, como era Alfred Kubin, Calasso está estableciendo con fínisima elegancia un juego de palabras con la idea del libro único por su calidad literaria. La otra parte de Kubin, fue el único libro escrito por un autor, Alfred Kubin, además de otros publicados por Adelphi, pero además, tanto éste como otros se convertirán en libros únicos solo por el hecho de que Adelphi los haya encontrado y elegido, y se los haya acercado al público. Calasso incide más de una vez en el hecho de la necesidad de vender, comercializar libros pero el secreto para él está en que un buen editor tiene que empezar por elegir buenos libros e intentar hacerlos llegar al público, en vez de a la inversa, elegir libros que creen que venderán y hacernos creer que son buenos a través de la publicidad (que es el gran mal de la mayoría de las editoriales hoy en día).


Al parece una empresa editorial puede producir ganancias notables solo a condición de que los buenos libros se encuentren sumergidos entre muchas otras cosas de calidades muy diversas. Y al estar sumergidos, es fácil ahogarse y así desaparecer por completo.”


Así que lo primero y fundamental es elegir buenos libros, pocos y buenos (para que no queden enterrados entre los mediocres), y una vez que se haya establecido esta complicidad con el lector, se creará la afinidad que hará que este lector reconozca en esta editorial a una especie de compañero, de amigo de vida. A partir de aquí el editor habrá creado una atmósfera, una Stimmung, que hará que el lector reconozca la marca, sin siquiera conocer al autor que vaya a publicar. Es maravillosa esta exposición porque quién ame los libros, se verá reconocido en estas editoriales...


En el proceso que señala Parise implicaba que se estableciera una relación de complicidad entre editor y lectores. ¿Cómo puede establecerse esa relación? La complicidad con personas que no se conocen puede crearse solo sobre las reiteradas experiencias de No-Desilusión. Pero ¿cómo se puede estar seguro de no desilusionar? Es prácticamente imposible si uno se enfrentado a una masa de desconocidos, por demás dispares. Lo mejor es renunciar. O si no, reducirse a una regla mínima: pensar que no desilusionará aquello que, para empezar, no nos ha desilusionado a nosotros mismos (es decir al pequeño grupo que forma parte de la cabeza de una editorial). Si se aplica esta regla el resultado (el libro publicado) será altamente idiosincrático .

En su artículo, Parise se detenía largamente sobre el curioso fenómeno por el que en cualquier lector, después de haber observado y hojeado en la librería un libro del que nada sabía, llega al punto, en que, poseído de una completa determinación, aferra el libro y se lo lleva a casa impaciente por leerlo. Lo lee y descubre que es una obra maestra. ¿por qué tout se tient?

En primer lugar, porque el editor ha descubierto una verdadera obra maestra, leyéndolo él mismo y no dándolo a leer, y de este modo la portada y la solapa completan, la inspiración de la obra maestra y son iluminadas por ella. Ese es el proceso por el que el lector elige ese libro, corre a su casa, deja de lado todo lo demás, se sumerge en la lectura y descubre a su vez que se trata de una obra maestra. Sencillo, ¿verdad? Sin embargo, parece extremadamente difícil en el panorama editorial de hoy, tanto que, cuando sucede, resulta una fiesta.”


Roberto Calasso en este ensayo habla de libros, y de sus compañeros fundadores de Adelphi, además de otras editoriales que fueron una inspiración para Adelphi, y que caminaron a la zaga, Insel, Diógenes, el Suhrkamp Verlag, o la Gallimard francesa. Sin embargo, los momentos más deliciosos de estos ensayos quizás sean en los que cuenta cómo se elige un libro, cómo se elige la portada, la contraportada, al autor… George Simenon o Thomas Bernhard y las portadas del artista belga Spilliaert, resultan una sección deliciosa: 

 

Ecfrásis era el término que se usaba en la Grecia antigua, para indicar el procedimiento retórico que consiste en traducir en palabras las obras de arte.

El editor que busca una portada, lo sepa o no, es el último, el más humilde y oscuro descendiente en la estirpe de aquellos que practican el arte de la ecfrásis, pero aplicada esta vez a la inversa, es decir tratando de encontrar el equivalente o analogon de un texto en una sola imagen. Lo sepamos o no, todos los editores que usan imágenes practican el arte de la ecfrásis al revés. No basta que la imagen sea la adecuada. Deberá además ser percibida como adecuada por múltiples ojos extraños, que por lo general no saben nada todavía de lo que encontrarán en el libro. Situación paradojal: hay que ofrecer una imagen que despierte la curiosidad y mueva a un desconocido a tomar en sus manos un objeto del que nada sabe excepto el nombre del autor (que con frecuencia ve por primera vez), el título, el nombre del editor y la solapa (texto siempre sospechoso porque está escrito pro domo).”


En resumidas cuentas, La marca del editor es un libro casi mágico en el que se muestra la edición como arte. Hay otro libro de Calasso que se complementa a este: con motivo del 40º aniversario de Adelphi se publicó una antologia de cien solapas escritas por él a lo largo de cuarenta años, cada una de estas solapas serán como una carta de presentación para un lector que se encuentra casi de casualidad con el libro. Es como si la contraportada fuera el sobre que debería despertar la curiosidad por hacerse con el libro y llevárselo a casa: Cien Cartas a un Desconocido. Pero lo fundamental, y la máxima de Calasso: a un editor se le debe pedir lo mínimo, y con dureza, y esto es que disfrute siempre leyendo los libros que publica.

La traducción es de Edgardo Dobry


Adelphi, como dice ya el nombre, es una empresa fundada sobre la afinidad: afinidad entre personas y entre libros.“

 

 

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