Golowin, de Jakob Wassermann

 

 


 ⭐⭐⭐

  ♫♫♫  There she goes again - The Velvet Underground ♫♫♫ 

 

“...pues yo era indomable, irrefrenable, llena de falsos juicios, llena de prejuicios acerca del amor y matrimonio y hombre y mujer y Dios y la humanidad. Me decía siempre: Llevas dentro de tí a toda Europa.


Me ha recordado esta cita estableciendo un simil entre la protagonista femenina  Maria von Krüdener y Europa, con la novela de Vollman, Europa Central, en la crea un personaje femenino, Elena Konstantinovskaya, que para él de alguna forma simbolizaba Europa. La protagonista femenina de Wassermann es otra mujer de bandera a la que coloca en el centro de una bomba de relojería tras la Revolución Rusa. Maria von Krüdener, de ascendencia alemana y casada con un aristócrata ruso, tiene que salir por patas con sus cuatro hijos, en busca de su marido que había huido a Persia. Es quizás lo que más me ha llamado la atención de este relato breve de un judío nacido en Alemania pero finalmente austriaco y es el hecho de que pudiera esbozar un personaje femenino tan arrollador en aquellos tiempos en los que era difícil que un personaje femenino demostrara ser tan autosuficiente en lo que se refería a tomar la iniciativa. Maria von Krüdener es una heroína en toda regla en el sentido de que antes de conocer a su marido tiene un pasado de mujer con una fuerte personalidad, nada conservadora, tal como ella se define, indomable, y que sin embargo su matrimonio (feliz) con un aristócrata ruso, la hace "asentarse", y lo bien que explica Wassermann, ese duro periodo que fue para ella el tener que acomodarse a una vida entre cuatro paredes:


¿Cómo se llega esa firmeza inquebrantable? Las mujeres somos seres terriblemente sacrificados. O nos entregamos sin más o nos reprimimos. En uno u otro caso tropezamos, y traicionamos nuestros propios sueños.”


La primera mitad de este relato describe perfectamente la huida, el ambiente caótico de gente en movimiento escapando de la revolución bolchevique, y casi no hay un argumento destacable en el sentido de que hasta esa primera mitad, Maria y sus hijos, solo huyen. Wassermann consigue transmitir bien ese ambiente de inseguridad de los tiempos, una huida que en cuallquier momento podía ser refrenada con lo que esto significaba para las vidas humanas. Si que aunque aparentemente no pase nada, Wassermann nos describe sobre todo la personalidad de esta mujer, su pasado burgués, su espíritu inquieto y la enorme confianza que tiene en sí misma, y se nos hace evidente el enorme talento que tiene para el retrato psicológico de sus personajes incluso para aquellos que no salen a escena y se hable de ellos en pasado: pero visto objetivamente resultaba algo frío, como alguien que ha estado mucho tiempo solo, exterior o interiormente o que ya no sabe cuáles son los caminos que conducen hacía los demás. ¿Estoy en lo cierto?”, especialmente reveladora se hace la descripción que hace Wassermann de ese periodo en el que Maria tuvo que acomodoarse a la vida matrimonial, un periodo de transición que casi acaba con ella emocionalmente:  

 

Mejor sucumbir los dos juntos y de forma honesta, que una muerte lenta durante treinta años de malos entendidos y heridas silenciadas.”


Sin embargo, el momento clave de este relato largo o novela breve proviene de su segunda parte con la incorporación del personaje que lleva el título de la novela, Igor Golowin, un marinero hijo de la revolución; encuentro que da un giro al tono que había tenido hasta ahora la historia. Golowin es un personaje clave porque simboliza ese elemento perturbadora para la estabilidad de Maria. La mayor parte de esta segunda parte se asienta en una larga conversación entre ellos en la que él la enfrenta a sí misma:


- El matrimonio ha metido en una cápsula a presión toda la nobleza y libertad que había en usted, y ahora no se atreve a moverse por miedo a que la carga explote. Usted se ha parapetado tras todo tipo de seguridades, obligaciones, lazos de gratitud, ilusiones adolescentes; pero se ha cerrado herméticamente a todo aquello que podía haber alcanzado si no le hubiesen robado su libertad como individuo. A mujeres como usted, el estado debería confiscarlas ya en su juventud. El matrimonio las estropea. Es como verter arena en un valioso mecanismo de relojería. Después, cuando llega el gran enemigo ya es tarde.”


Solo por esta conversación ya merece la pena la historia, y casi diría que sin ella, el relato no dejaría de ser una mediocridad por muy bien que escribiera Jakob Wassermann, pero el resultado de lo que sale a relucir en ciertos detalles del diálogo, su toma de conciencia a su vida: a si realmente era la vida que había querido llevar. María se da cuenta enseguida de que Golowinn lleva toda su vida huyendo de sí mismo, que se hace la competencia a sí mismo, en ese sentido es un tipo en una eterna búsqueda de algo, ( “En realidad, nunca hubo un día de descanso. Un momento como éste en el que rememorar el pasado, en realidad nunca lo hubo, imagínese”) y Golowin que por primera vez se encuentra a una mujer de su nivel, a quién le hace ver que al igual que él, que está atrapada, aunque en otro nivel: (“No existe medio alguno en el mundo con el que usted pueda recuperar la paz de su alma”). Por eso digo, que todo el peso del relato recae en este encuentro único, en esta larga conversación en una noche, antes de que se haga de día.

La traducción es de Maria Dauster.


Nada retorna, aun cuando cada aliento del ser humano clama por la resurrección. Nada que ya ha sido, puede volver a ser, y, no obstante, el mayor anhelo del hombre es volver de nuevo. De nuevo, de nuevo, esas son las palaras que le hacen a uno débil. Mientras uno no consiga superarlas, sigue siendo un juguete del destino.”

 

 

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