Plataforma, de Michel Houellebecq
♫♫♫ Blue Skied An' Clear - Slowdive ♫♫♫
"Del amor me cuesta hablar".
Es cierto que en Plataforma apenas se menciona la palabra amor, y cuando H. se refiere a ella lo hace de forma pasajera y fugaz, como un regalo inmerecido, como con vergüenza (no muestra pudor en mostrar el sexo descarnado y analítico pero sí en mostrar esta emoción), como si un descreído como él no tuviera derecho a creer en su existencia (“ Es un fenómeno misterioso. Entraña la dicha, la sencillez y la alegría; pero sigo sin saber por qué o cómo se produce”), una palabra, amor, que casi ni se atreve a mencionar por no ensuciar el concepto, así que lo disfraza de placer sexual cuando en contadas ocasiones este sexo viene acompañado de complicidad e intimidad. Y es raro que no use más la palabra porque casi durante toda la novela Michel Renault, el narrador, parece haber encontrado la compañera de su vida, Valerie, pero ese pudor que muestra a la hora de confesar que está enamorado, un hecho que nunca expresará, sí que es capaz de identificarlo el lector. Houellebecq deja frases, párrafos de un cínico y un nihilista, y sin embargo, quizás sea en lo único en lo que crea todavía porque para Houellebecq el amor es todavía la única resistencia frente a la mercantilización, y al contrario del sexo, ni puede ser comprado ni fabricado, así que usa este concepto del amor (como él lo entiende), como una metáfora para describir un Occidente en ruinas, sin apenas esperanza: si este amor no se sostiene, o se pierde o directamente está ausente, no habrá ya nada a lo que agarrarse y solo nos quedará este vacío habitado por la violencia, el sexo y el consumismo, tres grandes poderes.
“Así que por una parte tienes varios cientos de millones de occidentales que tienen todo lo que quieren, pero que ya no consiguen encontrar la satisfacción sexual. Por otro lado tienes varios miles de millones de individuos que no tienen nada, que se mueren de hambre, y que solo.puedrn vender sus cuerpos. Es una situación de intercambio ideal. El dinero que se puede hacer con eso es inimaginable."
Mientras la leia pensé en Proust y en su Búsqueda de Tiempo Perdido, porque al leerlas cronologicamente, estás tres novelas me están pareciendo capítulos de una novela completa. Los narradores de H., siempre el mismo patrón, son como Marcel analizando su época. En Plataforma la perspectiva se ha ampliado y sigo viendo las tres novelas como una única y aquí desarrollará ciertos conceptos en torno a la soledad y la alienación del individuo, en un marco, además, de sociedad liberal en la que contradictoriamente, hay ciertas cosas que no se pueden mostrar, ni siquiera verbalizar. En Ampliación del Campo de batalla el narrador no tenía nombre y tanto en Plataforma como en Las Partículas Elementales el narrador se llamará Michel, imagino que no todos sus narradores llevarán su nombre más adleante pero sí que es cierto que Houellebecq construye protagonistas/narradores que pueden funcionar como una proyección de él mismo, aunque estoy firmemente convencida de que cuando un autor es muy bueno, siempre creará la intertidumbre de dónde termina ficción y comienza la autobiografía. El hecho de que Michel sea un nombre común, reafirma la idea de unos narradores que representan al occidental medio, desesperanzado, consumidor nato, descreído, aburrido. Y quizás de sus tres novelas leídas cronológicamente, ésta me parezca la más desesperanzada, dónde afina más en su discurso, donde se reduce más a lo más esencial.
"Me pasé el ultimo día de permiso en varias agencias de viajes. Me gustaban los catálogos de vacaciones, su abstracción, su manera de reducir los lugares del mundo a una secuencia de placeres posibles y tarifas; apreciaba especialmente el sistema de estrellas para indicar la intensidad de la felicidad que uno tenía derecho a esperar. Yo no era feliz, pero valoraba la felicidad, y seguía aspirando a ella."
El narrador de Plataforma será Michel Renault, un funcionario del Ministerio de Cultura que se define a sí mismo como un mediocre sin vínculos afectivos sólidos. Tras la muerte de su padre en un intento por combatir el aburrimiento de su vida, viaja a Tailandia donde descubre el turismo sexual. A partir de aquí la novela irá prácticamente sola. Allí conocerá a Valerie una ejecutiva de una agencia de viajes y entre ambos, o más bien será Michel el creador de la idea, se embarcan en convertir el turismo sexual en una empresa boyante y oficial. ¿Por qué seguir solapando el hecho de que el sexo es también negocio y que se puede hacer dinero creando una serie de destinos turísticos oficiales dedicados a su explotación sobre todo en países exóticos? Plataforma es una novela que desborda ironía, humor negro, mucha crítica social que expone la hipocresía en torno al sexo, en la que las escenas de sexo no son eróticas sino frías, analíticas, desprovistas de cualquier intimidad, cuando aparece esta intimidad entonces ya deja de ser este sexo de oferta y demanda. Este turismo sexual ya oficializado en excursiones programadas, hoteles y clientes occidentales aburridos que buscarán en este sexo una distracción como a la de cualquier otro pack turístico, muestra por parte de Houellebecq esta mercantalización del deseo sexual y está definiendo una sociedad occidental para la cual todo es consumo, todo es mercado, todo está cosificado. Para ello Houellebec analiza a hombres y mujeres y lo que buscan y cómo lo buscan, seducción, deseo, ¿amor? (no seamos hipócritas y no lo disfracemos más, viene a decir), del mismo modo que analiza Occidente, Asia, África, así que si nos desprendemos de este tono provocador y dejamos de escandalizarnos por la pornografía de algunas escenas, podremos llegar a la esencia: la radiografía de una sociedad, la occidental, que hipócritamente busca el amor romántico y sin embargo la realidad dice lo contrario, la demanda está basada en el sexo y no en el amor.
"Hay muchos hombres que tienen miedo a las mujeres modernas, porque solo quieren una dulce esposa que les lleve la casa y cuide a los niños. No es que eso haya desaparecido pero en Occidente se ha vuelto imposible confesar esa clase de deseos".
Plataforma fue publicada en 2001, poco antes de los atentados del 11 de septiembre, así que en mucho de lo que se cuenta en esta novela, Houellebecq se adelantó y anticipó a los efectos del radicalismo y la globalización que a lo largo de este siglo XXI, como venimos comprobando, se han ido intensificando. La realidad entre un Occidente que ya no cree en nada, y el radicalismo religioso que se apoya en creencias que son lo contrario a este hedonismo occidental, es otro de los factores que Houellebecq ha venido desarrollando, y tal como seguimos leyéndole, comprobamos que sus vaticinios no eran ficción. Esta provocación suya que no es otra cosa que obligar a la reacción expone las desigualdades del mundo en el que vivimos. ¿Reaccionamos? Sí, escandalizándonos. Esta es la llaga en la que ahonda H.
La traducción es de Encarna Castejón
"Sentir que la vida cambia de sentido es una sensación curiosa; basta con quedarse ahí, sin hacer nada, y sentir que todo da la vuelta."
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