Audición, de Ryu Murakami
♫♫♫ I Bleed - Pixies ♫♫♫
"Así fue como la mayoría de la gente se dejó contagiar por la idea de que la felicidad era algo externo a uno mismo, y de ahí nació una nueva e intensa forma de tristeza. Cuando uno no se encuentra bien y la tristeza se apodera de su ser, tienen lugar toda clase de sinsentidos. La desazón lo embarga a uno. Y para librarse de la desazón recurre al sexo, a la violencia, al asesinato y cosas por el estilo."
Esta es una novela incómoda o por lo menos yo me sentí muy incómoda mientras la leía por cómo Murakami nos enfrenta a la cosificación de la mujer aunque aparentemente sea un texto muy accesible en el que apenas haya capas de cebollas donde rascar. Recuerdo que cuando leí Sopa de miso me pasó algo parecido porque no fue una novela que me entusiasmara precisamente pero es cierto que a medida que avanzaba la historia, el retrato que Murakami hacía de Japón, del día a día, de un cierto estrato de la sociedad japonesa que normalmente no vemos, era lo que de verdad me acabó interesando de la novela, más que la historia en sí misma. En el caso de Audición, se puede decir que es un texto cuya adaptación cinematográfica se hizo muy famosa en su momento, una obra de culto aunque me ha venido bien que apenas recordara nada de la película de Miike, porque entiendo que el giro es importante para la historia, o para la capacidad de sorprender al lector. Después de haber leído la novela y de haber revisitado la película llego a la conclusión de que aunque compartan el texto inicial en cuanto al argumento, cada formato tira por un camino diferente: por una parte la película de Miike se detiene más en la atmósfera de misterio, de anticipación de un terror que está en el aire; la novela de Murakami tiene un tono más sutil e íntimo a la hora de reflexionar sobre el papel de la mujer en un Japón que no parecía haber avanzado mucho desde la Edad Media.
"Cuando la herida es demasiado profunda, novqueda más remedio que confiarse al tiempo y pensar que cada día que pasa es una victoria. Transcurridos varios meses, empiezas a vislumbrar un atisbo de cura."
Si tenemos en cuenta que la premisa de Ryu Murakami parte de un argumento tan simple como la de un hombre de mediana edad, en torno a los cuarenta y tantos o cincuenta, viudo y con un hijo adolescente (e intuyo que en plena crisis de mediana edad en la que necesitará la validación femenina), que se emperra en que quiere volver a casarse y para ello monta una audición simulada para un futuro proyecto de película para elegir a una esposa, no parece a priori un argumento muy llamativo. El amigo de Aoyama productor de cine y televisión, le monta esta audición con cientos de candidatas que van engañadas porque piensan que van a competir para una película cuando en realidad se trata de una simulación para encontrar a la esposa perfecta. Si se piensa detenidamente se puede considerar a esto una feria de ganado, o así es como me sentí yo mientras leía el avance de la audición y las diferentes apreciaciones de ambos hombres a la hora de descartar o alabar a las candidatas. Realmente es un punto de partida terrorífico porque es una demostración de cosificación total porque se buscan una serie de atributos estéticos, perfiles de personalidad específicos como si fueran productos de un supermercado, y entre estos atributos que sean mujeres preferentemente jóvenes y guapas, quizás sea el atributo principal.
El talento de Murakami quizas esté en como traza al personaje protagonista, Aoyama, porque no es el malo de la historia, él no tiene conciencia de que esté eligiendo a mujeres como si estuvieran en un expositor de un supermercado, todo lo contrario. Aoyama es un hombre amable que vive en una burbuja emocional desde la viudez, en su vida apenas hay conflictos y vive racionalizando sus decisiones. En ningún momento es consciente de la manipulación que emana de él a la hora participar en esta audición como una especie de “regalo” para una futura candidata que deberá estar más que agradecida cuando sea la elegida en esta audición, y por supuesto el engaño de una película que no va a existir es un tema al que ni siquiera se atreve a cuestionar como un detalle éticamente deplorable. Y Murakami narrará esta primera parte de la historia mientras que montan esta audición, casi como un texto en el que el príncipe azul estará montando el tenderete para rendir pleitesía a la futura princesa de su castillo.
"Sabía que hablarlo y lamentarse ni siquiera ofrecía un consuelo pasajero. Al final, la única solución era mantener las rutinas y soportar el dolor hasta que uno se acostumbraba a vivir con esa sensación de pérdida."
Aoyama es un tipo educado, buen padre pero al que en ningún momento se le pasará por la mente de que existe lo que llamamos la subjetividad femenina bajo ese ideal totalmente falso que se ha montado en su mente. No tendrá la más mínima sensibilidad en pensar siquiera, que cuando en la audición aparece Asami como la mujer que cumpla todas sus expectativas, ella pueda tener una vida, una complejidad femenina, una personalidad, unos deseos, él ya la la ha elegido y lo demás sobra. Asami aparece y automáticamente ya es la mujer ideal. La ha construido en su mente más como un símbolo que una persona de carne y hueso y ella responde al ideal de este patriarcado siendo tímida, suave, sumisa y sobre todo muy enigmática. Sin embargo, la reflexión de Murakami (y aquí es donde me ha ganado), se apoya en la premisa de que idealizar es deshumanizar a la persona.
“Parece que no oculta nada pero en realidad es inaccesible. Supongo que eso también es su fuerte. Me resulta difícil entenderla.”
Audición es una novela más íntima y psicológica que el thriller que acaba siendo, así que se puede decir que sí que es una novela que tiene muchas capas de cebolla sobre todo en lo que se refiere a analizar la dicotomía entre un Japón moderno y sin embargo, todavía profundamente enquistado en los roles de género. El terror no está tanto en el giro final sino en la fragilidad del día, en el ninguneo de esta subjetividad femenina anulada por esta idealización: la mujer ideal no de deja ser como una muñeca que es adquirida dependiendo de los gustos de su comprador, el terror estará también en que ninguna de estas mujeres sabrán que están siendo utilizadas (“Toda su epidermis era como una suave membrana artificial”). En este aspecto esta es una novela muy interesante y terrorífica, porque Murakami apenas se detiene en el personaje de Asami, apenas sabemos nada de ella porque puestos en la piel de Aoyama, a él realmente no le interesará ella en sí misma, sino solo buscará ese perfil ideado en su mente. Es además una sátira, una comedia negra y un texto de horror en torno a lo que se puede ocultar tras ese ideal. Ryu Murakami está continuamente cuestionando esa mirada masculina, los papeles sociales que nos vemos obligados a interpretar y sobre todo el mundo de las apariencias. Dentro de lo que no es un estilo llamativo, Ryu Murakami sin embargo consigue calar en su reflexión.
La traducción es de Gabriel Alvarez Martinez.
“La observó con naturalidad. Mientras cruzaban la calle abriéndose paso entre putas y chaperos, Aoyama experimentó cierta sensación de superioridad, no respecto a ellos, sino respecto a su situación. Una superioridad social derivada del simple hecho de que, mientras aquellos infelices se veían obligados a vender su cuerpo y sus verguenzas, él no tenía necesidad de comprarlos y podía gozar de la compañía de una chica joven y guapa que no necesitaba venderse.”














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