Lo que pasa de noche, de Peter Cameron
♫♫♫ By This River - Brian Eno ♫♫♫
"El vestíbulo estaba vacío y hacia frío. Tenía el tamaño de una pista de patinaje. Estaba a oscuras: no había ningún resplandor rojo en el bar. Se daba un aire a fotografías que había visto de los salones de baile de trasatlánticos hundidos."
Durante la lectura de esta novela he tenido sentimientos encontrados, avanzaba a ráfagas, a veces dejándome fría, pero de repente, había algo que volvía a captar mi atención, puede que fuese porque el matrimonio protagonista me caía mal, me parecían fríos y algo repelentes y eso me impedía conectar con la historia. Ya había leído antes a Peter Cameron, un autor que me parece muy interesante, nada encasillado, imprevisible, y realmente esta novela también lo es. En un principio leí por ahí que era una novela lynchiana y eso siempre me atrae, pero ¿qué significa el término lynchiano? Pues algo normal y corriente que de pronto se vuelve inquietante y turbador, algo que no se entiende bien pero que sabes que flota en el ambiente. Quizás no algo explícitamente violento pero con una carga de anticipación de violencia en la atmósfera. Lynchiano es sobre todo y para mí, el contraste entre lo cotidiano y lo siniestro, entre la oscuridad y la luz, donde el mal acecha bajo una capa de artificio rutinario. "Una única carretera se perdía en el bosque que lo rodeaba todo. No había ningún indicio de vida en ninguna parte: solo árboles, nieve, silencio y vehículos amortajados y en hibernación." Cuando un texto tiene una fuerte carga atmosférica me sale a veces emparentarla con algún estilo cinematográfico y en este caso concreto, entiendo que el término lynchiano puede resultar un gancho para atraer, pero aunque “Lo que pasa de noche” tiene un fuerte componente de rareza y de inquietud, realmente yo no calificaría esta novela de lynchiana. Aquí tenemos a un matrimonio que viaja a una ciudad de la Europa del Este (intuyo) para adoptar a un niño. La ciudad europea no se describe con exactitud, un lugar en ninguna parte en pleno invierno donde hace mucho frío y nieva constantemente. La verdad es que llegado un punto, no importa dónde estén, sino cómo se sienten desde el momento en que los vemos viajando en tren (solo se puede acceder en tren) y bajarse en un apeadero en ninguna parte. Ya con este comienzo Peter Cameron está sentando la base de lo que será su novela: una vez que bajan del tren el tiempo parece dilatarse, los días y las noches se mimetizan y aparece una sensación de encontrarse en un lugar irreal, aislado de dónde podría ser difícil salir, y en el que el tiempo no existe, mientras tanto, esperan y esperan saliendo y entrando de la habitación de hotel, atascados en ninguna parte como diría el Brian Eno de la canción. La espera es en esta novela un componente esencial ya que a través de ella aflorará la introspección de sus personajes.
“Entró en la habitación oscura. Aunque era evidente que esa era su habitación su mujer era su mujer, todo parecía raro. Cambiado, de alguna manera.”
Aquí todos los personajes tienen nombre a excepción de este matrimonio protagonista y desde el inicio aunque el objetivo sea acudir a la cita concertada con el orfanato para terminar de tramitar la adopción y de llevarse al niño, Cameron deja muy evidente que la historia prácticamente está siempre algo alejada del enfoque sobre la adopción, paternidad o maternidad. En un principio fue un hecho que me llamó la atención, tanto el hombre ("Me gustaría que me sacaran de mí mismo. Y me guardaran en un cajón") como la mujer parecían demasiado embebidos en sí mismos como para pensar siquiera en ese niño fuera de ese trámite administrativo ya concertado. Y desde un principio vemos que es un matrimonio desgastado, en crisis, ya habituados a la rutina de no vivir solos, y que difícilmente se soportan. Se puede decir que este viaje a ninguna parte supondrá una experiencia sobre todo emocional ante un nuevo ciclo vital al que tienen que enfrentarse. Quizás la decisión de no dar nombres a los dos protagonistas pero sí al resto de los personajes, incluso al niño, recalque de alguna forma lo que pretende Cameron: que desplacemos la atención hacia sus miedos y tensiones internas porque desde el momento en que ponen el pie en esta ciudad nevada en la que apenas de distingue la noche del día, hay un cataclismo interno y emocional. Se disparan sus miedos más íntimos y al mismo tiempo comienzan a vivir su individualidad, una individualidad de la que se habían olvidado durante sus años de matrimonio.
"Pero es muy
raro. Algo...algo ha cambiado. Me noto distinta. Me noto
cambiada.
Él se sentó en la cama. De repente tuvo la
sensación de que el mundo era demasiado grande y complicado, que no
podía manejarlo."
Aunque en un principio la historia me estaba dejando fría, poco a poco comencé a entender que casi todo lo que importa en esta historia ocurre bajo la superficie. No es tanto la historia lineal de una pareja queriendo adoptar a un niño, sino que Cameron construye una historia en la que elimina lo concreto para quedarse solo con la esencia. No importan los nombres, ni en qué ciudad estén sino lo que aquí está afianzado Cameron es el comportamiento de dos personajes ante un nuevo ciclo vital que los tiene bloqueados: los terrores, el miedo a la soledad y las inseguridades afloran. Peter Cameron presenta esta historia como una alegoría de los miedos a los que nos enfrentamos cuando nos quedamos a solas. El mismo título quizás lo encierre todo.
“Conviene recordar que todos estamos perdidos, dijo Livia Pinheiro-Rima. Vivmos tiempos oscuros. Todo el mundo va a tientas, a tientas y a ciegas. Como esos animalitos que viven bajo tierra y se arrastran en la oscuridad por una madriguera húmeda y fría con la esperanza de encontrar alguna raíz para comer. No somos mejores que ellos.”
“Me refiero a las palabras, los pensamientos, las ideas. Si no lo dices, ¿de qué sirve? Se mueren contigo. Pero cuando dices algo se lo entregas al mundo.” Lo que en un principio parecía molestarme de la novela, finalmente fue lo que de verdad me embaucó. El tono abstracto y desnaturalizado no es nada gratuito, la noche es casi un personaje más y se va creando una atmósfera onírica en la que la anticipación de algo que va a ocurrir y que pueda ponerlos en peligro es como una sensación continuamente presente. Pero tanto el hombre como la mujer de esta novela ya estaban en peligro mucho antes de apearse en esta ciudad nevada solo que no eran conscientes de ello: esa toma de conciencia ocurre durante la espera en el hotel, durante esas noches casi de insomnio en las que parece que se desenmascara todo. Gran parte de lo que ocurre entre esta pareja sucede en lo que no expresan. Las conversaciones son superficiales, y los pensamiento revelan una distancia que los tiene incomunicados. La noche funciona como el momento en que afloran dudas, recuerdos y deseos reprimidos. Admito que me ha sorprendido cómo Peter Cameron me ha conducido a través de esta novela, poco a poco, hasta ser yo también consciente del miedo que sentimos en lo más íntimo por la irreversibilidad de la vida. La espera será aquí en esta novela ese proceso íntimo en el que seremos conscientes de que una vez que ha cambiado algo ya no habrá vuelta atrás.
La traducción es de Catalina Martinez Muñoz.
"No estoy diciendo que tengas que estar solo. O necesariamente solo. Digo que no hagas nada por miedo a estar solo. Ahí empiezan los problemas."
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